Ver la diabetes con otra mirada
Médica de Familia. EAP-Mariñamansa. Ourense
Cuando me propusieron escribir un artículo en relación con los resultados de mi tesis doctoral
“Grado de control metabólico en pacientes diabéticos tipo 2. Presencia de complicaciones crónicas e impacto en su calidad de vida” me pregunte que podían aportar estos resultados ya que los diabéticos de Mariñamansa en Ourense, lugar donde trabajo, son muy parecidos a los diabéticos del resto de España y del resto del mundo. Sin embargo la realización de este estudio me ha permitido acercarme y profundizar en el conocimiento de la diabetes y sobre todo “los diabetic@s” y si me gustaría compartir lo que he aprendido como profesional y como persona y que me ha ayudado a ver la diabetes con otra mirada.
La primera sorpresa fue con el grado de implicación de los diabéticos invitados a participar en el estudio y descubrir la gran confianza que tenían depositada en los profesionales de su centro de salud. No era infrecuente que al explicarles en qué consistía su participación en el estudio y solicitarles la firma del consentimiento a participar, muchos respondieran “si me envía mi médico, mi enfermer@ no hace falta que me explique”. Aunque ya llevo muchos años trabajando como médico, no había sido tan consciente anteriormente de la gran responsabilidad que conlleva el ejercicio de esta profesión. ¡Qué gran responsabilidad!
La segunda sorpresa fue que más de uno tenían problemas en asimilar el diagnostico “yo no soy diabético, solo tengo el azúcar alto”, comentándolo con compañeros, corroboramos que no es tan infrecuente esta situación y que desde la consulta del día a día a veces asumimos la aceptación de un diagnóstico que no está aceptado. Aceptar una enfermedad crónica no es fácil pero es un primer paso imprescindible. ¡Qué difícil aceptar el diagnóstico de un proceso crónico!
También me sorprendió muy gratamente, aunque en no muchos casos, como el diagnóstico condicionó cambios en hábitos y el buen control con medidas no farmacológicas se prolongó en el tiempo. De hecho tengo que confesar que con los primeros casos la reacción fue. “están mal diagnosticados, no son diabéticos”, sí que lo eran, si cumplían criterios diagnósticos, pero los cambios en sus hábitos de vida condicionaron un futuro diferente al esperado. ¡Qué importantes las medidas no farmacológicas!
Cuando ya tuvimos en nuestras manos el análisis de los datos y vimos que respecto al control de tensión arterial, glucémico y lipídico en la serie de pacientes estudiada el margen de mejora era grande, rápidamente comparamos nuestros datos con diferentes publicaciones y objetivamos que aunque existe una gran variabilidad en el grado de control nosotros teníamos un importante reto. ¡Menudo reto!
Pero parte del estudio consistía en la aplicación de un test de cálidad de vida específico para personas con diabetes, el cuestionario Audit of Diabetes Quality of Life (ADDQoL 19). Este cuestionario contiene 21 preguntas, las dos primeras son generales:
La primera “en general mi calidad de vida actualmente es: Excelente, muy buena, buena, ni buena ni mala, mala, muy mala o malísima.
La segunda “si no tuviera diabetes, mi calidad de vida sería: Muchísimo mejor, mucho mejor, un poco mejor, igual o peor “.
Las 19 preguntas restantes median el impacto de la diabetes en 19 dominios específicos : ocio, vida laboral, viajar, ir de vacaciones, capacidad física, vida familiar , vida social, vida afectiva, vida sexual, aspecto físico, confianza en uno mismo, motivación personal, trato de la gente , futuro situación económica, condiciones de la vivienda, dependencia, libertad para comer y libertad para beber, desde una doble vertiente , tanto como afectaba la diabetes a cada área y como era de importante ese área en concreto para la persona.
Compartir el cómo vivían la diabetes los participantes en el estudio, sus limitaciones, sus miedos, la implicación de núcleo familiar tan necesaria y no siempre presente, me aportó una experiencia muy gratificante y enriquecedora no solo a nivel profesional sino también personal . Así vimos que para un 58.7% de los pacientes estudiados su valoración global de la calidad de vida en el momento del estudio es buena y solo un 8.5% la consideran mala. Resultados concordantes con los de otros estudios. Pero cuando analizamos la calidad de vida si no fueran diabéticos para un 62.8% su calidad de vida sería un poco o mucho mejor y para un 13.2% muchísimo mejor. Resultados que muestran que ser diabético impacta en la calidad de vida de una u otra forma.
De entre las variables que se correlacionaban significativamente con peor calidad de vida, los niveles de HbA1c es una sobre la que podemos actuar y modificar.
Pero los profesionales no debemos olvidar nunca que como nos describe muy claramente el profesor Irigoyen, desde la visión como enfermo diabético, que no existen enfermedades, si no enfermos y por tanto la atención debe ser personalizada a cada persona como ser único que es: “Los médicos nos tratan según nuestro diagnóstico. Pero la verdad es que el diagnóstico no nos homologa a todos los que lo compartimos. No somos una gama de automóviles que tienen las mismas características técnicas para los mecánicos. Por el contrario, los enfermos no fuimos fabricados en serie, sino que cada uno es una recombinación de factores individuales y atributos de los mundos que vivimos como seres sociales. Dentro de la etiqueta diagnóstica, coexistimos muchas personas completamente distintas, que viven mundos muy diferenciados y dotados de gran heterogeneidad. No tengo claro que tengamos que ser tratados del mismo modo, al estilo de algunas prácticas clínicas focalizadas sólo en el diagnóstico.” (J. I. Los visitantes. AMFActalización en Medicina de Familia. 2013;9(11):605-6.)
Por tanto me gustaría agradecer nuevamente a todos los participantes en el estudio el haber compartido su experiencia de vida con la diabetes, esto me ha hecho más consciente de que asumir ser diabético no siempre es fácil. De que las medidas no farmacológicas son un pilar fundamental en el buen control. Nos ha permitido también conocer cuál es la situación de los pacientes diabéticos de nuestra área y plantearnos medidas para mejorar el control.
Concluyendo en el abordaje de la diabetes profesionales sanitarios y pacientes viajamos en el mismo barco y por tanto debemos remar en la misma dirección.