La exposición a químicos en alimentos incide en el riesgo de obesidad infantil
Expertos reunidos en el congreso de la Sociedad Española de Nutrición apuntan al rol de bisfenoles y parabenos en alteraciones de la función adiposa y el sistema neuroendocrino.
La exposición alimentaria a compuestos químicos puede contribuir al desarrollo de obesidad infantil. Así lo ha puesto de manifiesto esta semana la doctora Ana María Rivas, catedrática del Departamento de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Granada y encargada de impartir la conferencia inaugural del congreso de la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ), que se clausuró el viernes en Granada. “Los compuestos químicos, llamados disruptores endocrinos, como los bisfenoles y los parabenos, han sido identificados como obesógenos y disruptores neuroendocrinos debido a sus efectos en la función adiposa y el sistema neuroendocrino,“ explicó la doctora Rivas.
El trabajo de Rivas se ha centrado en evaluar la influencia de estos compuestos químicos en el sobrepeso y la obesidad infantil, así como en las alteraciones del neurodesarrollo. La investigación incluyó a 366 niños y niñas entre 3 y 12 años de Granada. “Los resultados mostraron una asociación entre la presencia de bisfenoles y parabenos en alimentos como la carne y los huevos con un aumento del sobrepeso y la obesidad en ambos géneros”, señaló la doctora. “Asimismo, se observó una relación entre altos niveles de bisfenoles en el cabello y discapacidades cognitivas y de comportamiento en niñas, mientras que los niños mostraron alteraciones de comportamiento con altas concentraciones de parabenos”.
En base a estos hallazgos Rivas subraya la importancia de considerar tanto los factores genéticos como ambientales en el desarrollo de la obesidad y los trastornosdel del neurodesarrollo. “Nuestra investigación apoya la necesidad de una evaluación más completa de la interacción entre los componentes genéticos y ambientales para entender mejor el desarrollo de estas enfermedades”, añade.
Por otro lado, los especialistas han advertido sobre los riesgos asociados al consumo excesivo de azúcares, grasas saturadas y sal, vinculados directamente con la obesidad, enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud.
La Dra. María Dolores Mesa García, Catedrática de la Universidad de Granada, ha destacado la importancia de controlar los azúcares en la dieta para evitar la obesidad y el síndrome metabólico, recomendando un consumo de azúcares libres inferior al 10% de la energía total y al menos 25 g/día de fibra. En lo que respecta a los ácidos grasos saturados (AGS), el Dr. Javier Sánchez Perona, del Instituto de las Grasas-CSIC en Sevilla, ha enfatizado que “reducir los AGS disminuye el colesterol LDL y el riesgo cardiovascular, sugiriendo un enfoque integrador que reemplace AGS con grasas insaturadas y carbohidratos ricos en fibra”.
Por su parte, la Dra. Carmen Tenorio Jiménez, del Hospital Universitario Virgen de las Nieves en Granada, ha subrayado la necesidad de reducir el consumo de sodio para evitar enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, abogando por iniciativas efectivas en colaboración con la industria alimentaria y la sociedad, debido a que el consumo de sal en España sigue siendo elevado. Además, se ha puesto de relieve la importancia de intervenciones como el ejercicio físico, dietas modificadas y suplementos específicos para enfrentar condiciones como la sarcopenia desde atención primaria, reflejando un enfoque integral necesario para mejorar la salud pública en el país.
Por otro lado, el encuentro celebrado en Granada plantea la necesidad de considerar la nutrición de una manera holística, y que abarca la necesidad de analizar patrones de vida saludables, en los cuales, además de la alimentación y la nutrición, se incorpora la actividad física como parte fundamental del exposoma individual para lograr un estado óptimo de salud. El concepto de exposoma individual alude al conjunto total de exposiciones ambientales y sus efectos en un individuo a lo largo de su vida.