Por qué la obesidad debería considerarse una enfermedad crónica
Ayudaría a crear equipos multidisciplinares, necesarios para el abordaje de esta patología, que puede considerarse como una pandemia.
Las personas con obesidad no tienen una vida nada fácil. En primer lugar, porque su salud se resiente, como afirma Irene Bretón, coordinadora electa del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN): “Tienen un mayor riesgo de mortalidad y de presentar otras enfermedades, como diabetes, enfermedades cardiacas, digestivas, respiratorias, neoplásicas, entre otras, y una peor calidad de vida”.
Pero es que además cuentan con un importante estigma social y laboral, que Bretón califica de “injustificado”. La especialista de la SEEN justifica este adjetivo: “La predisposición a desarrollar obesidad tiene una base biológica fundamental; las personas con obesidad o tendencia a ganar peso deberán cuidar su alimentación y actividad física con mayor atención durante toda la vida”.
Y recalca que la obesidad no es una cuestión de fuerza de voluntad. O, al menos, no es el único factor que influye: “En la obesidad existe una alteración de los mecanismos que regulan la reserva energética y la distribución del tejido adiposo. Estos mismos mecanismos alterados dificultan la pérdida de peso en las personas con obesidad”.
Dicho de otro modo, el cuerpo de la persona con obesidad trata de atrapar a esa persona en su propia obesidad, poniéndoles aún más difícil que a otras personas la pérdida de peso. Por eso es importante tener claro que en muchas ocasiones “se considera erróneamente que se trata de una situación derivada exclusivamente del estilo de vida o incluso de la falta de fuerza de voluntad de quien la padece”, aclara la experta.