La integración del niño
Adaptación individual
Adaptación familiar
El debut diabético del niño constituye en la mayoría de los casos una verdadera tragedia para la familia; se sufre una gran crisis que debe ser superada con un esfuerzo muy importante.
El contexto familiar del niño que tiene diabetes ha de aceptar la enfermedad, y ello supone:
- Adoptar nuevos papeles y normas.
- Establecer una nueva dinámica familiar.
- Responsabilizarse del tratamiento y aprender el manejo de todos los elementos que influyen e intervienen en él (insulina, dieta, ejercicio, enfermedades intercurrentes, situaciones sociales, etc.).
- Pero, sobre todo, educar al niño como a otro cualquiera, y colaborar en la mayor medida posible en su educación diabetológica.
En este reto hay que considerar que no todos los miembros de la familia viven la "nueva situación" de igual forma (por ejemplo, es distinto para los padres que para los abuelos, ...)
Además, la brusca incursión de la enfermedad en el seno de la familia puede desencadenar efectos indeseados entre los miembros de la misma (por ejemplo, reproches entre los padres, angustiosa sensación de impotencia, celos entre hermanos...)
Adaptación social
Debe realizarse siguiendo los principios establecidos en la Declaración de Saint Vincent :
- Eliminar obstáculos para la total integración del ciudadano diabético.
- Promover la independencia, igualdad y autosuficiencia para todas las personas con diabetes.
- Llevar a cabo medidas efectivas para prevenir complicaciones graves.
- Elaborar, desarrollar y evaluar programas globales para la detección y control de la diabetes y sus complicaciones graves.
- Organizar programas de entrenamiento y educación diabetológica para diabéticos de todas las edades, sus familias, amigos, compañeros de trabajo y equipos de salud.
- Procurar que las familias diabéticas tengan el apoyo social, económico y psicológico necesario.
- Promover la creación de centros especializados en el cuidado de la diabetes, su educación e investigación.
Adaptación escolar
Si la escuela forma parte de la vida de cualquier niño y se ha mostrado indispensable para la armonía de su desarrollo, en el caso de una enfermedad crónica como la diabetes, su importancia es aún mayor.
El papel de la escuela para la integración del niño o adolescente con diabetes es decisivo, potenciando situaciones de convivencia no discriminatorias, fomentando hábitos de autonomía, y posibilitando la adquisición de contenidos conceptuales, procedimentales y aptitudinales que ayudarán al desarrollo del chico en todas sus potencialidades.
Para que el contexto escolar responda a las necesidades educativas de estos chicos se deben tener en cuenta dos actuaciones fundamentales:
a) Adecuar el proyecto de centro a través de las modificaciones oportunas en el Proyecto de Gestión y el Proyecto Curricular.
Cuantas más decisiones se tomen a nivel general para facilitar la integración de los alumnos con enfermedades crónicas, menos decisiones particulares habrá que tomar y menos desintegrado se sentirá el niño.
Respecto al Proyecto de Gestión, el centro escolar debería adecuar todos aquellos aspectos del proyecto educativo y del reglamento de régimen interno que fuesen necesarios.
Respecto al Proyecto Curricular, deberían revisarse todos los aspectos del proyecto curricular de etapa, de los ciclos y de las áreas que tuviesen que ver con la educación en valores y especialmente con la educación para la salud. Un centro escolar que integre alumnos con enfermedades crónicas debe potenciar especialmente estos objetivos y contenidos.
b) Adaptar al profesorado y a los compañeros a la nueva situación para que puedan brindar un verdadero apoyo al niño con diabetes y normalizar la escolarización.
Para ello deben disponer de información suficiente y adecuada que les permita afrontar cualquier eventualidad con objetividad.
La formación en los aspectos básicos y fundamentales de la diabetes permitirá al profesorado planificar con más libertad las actividades escolares y prever las posibles complicaciones para el niño con diabetes. También podrá, junto a su competencia transmitiendo conocimientos, manejar aspectos emocionales (sobreprotección, autoconcepto, habilidades sociales, etc.) que potenciarán el crecimiento global del niño, evitando su infantilización.
El miedo a lo nuevo, a lo desconocido, es lo que dificulta frecuentemente el acercamiento de los compañeros al niño con diabetes. El mejor modo de combatirlo es con el conocimiento y la aproximación a esa realidad hasta ese momento desconocida. Un buen procedimiento, en casos de debut diabético, es planificar una adecuada presentación en clase para ayudar a los compañeros a aceptar y ayudar al niño.
Se puede ofrecer un sencillo programa donde se introduzcan los conocimientos justos que ayuden a la comprensión de la nueva situación. Es el mejor momento para empezar un contacto con el equipo de profesionales sanitarios que está al cuidado del chico.
Para el niño con diabetes es muy importante cómo manejan sus maestros o profesores la situación en clase, lo receptivos que son a su nueva situación, y cómo se adapta el centro escolar a sus necesidades.