El niño, la diabetes y la escuela
El niño que tiene diabetes
El niño o adolescente diagnosticado de diabetes es, sobre todo, un niño que posee un gran potencial de desarrollo y al que hay que dar todas las ayudas necesarias para que su progreso evolutivo se vea afectado lo menos posible por su enfermedad.
Para lograr este objetivo es necesaria la mejor integración posible en los diferentes contextos en los que se desenvuelve: individual, familiar, social y escolar. Estos deben adaptarse a sus necesidades de tratamiento médico y educativo.
La diabetes en la escuela
La diabetes es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la edad pediátrica por lo que hay muchas posibilidades de que cada profesor tenga en su clase, a lo largo de su vida profesional, algún niño o adolescente con diabetes.
Hay aspectos de la enfermedad que deben ser conocidos por los profesores y educadores para facilitar la integración escolar y social del niño con diabetes en un ambiente de seguridad.
A través de los padres, y del propio chico (según la edad), el equipo docente puede aprender las pautas a seguir en cada caso. Eventualmente los profesionales del equipo sanitario pueden ofrecer información y apoyo.
El niño con diabetes es un alumno más, que debe seguir las mismas actividades escolares que sus compañeros, tanto intelectuales, como deportivas o lúdicas; su enfermedad no lo impide, sólo es preciso prever y planificar las actividades que se programan desde la escuela.
Para ello es muy importante que el profesorado tenga los conocimientos mínimos necesarios sobre la diabetes.
En qué consiste la diabetes tipo 1
Es un aumento de los niveles de glucosa en sangre (glucemia) por un defecto en la producción de insulina. Las células beta del páncreas son las encargadas de producir la insulina; el fallo en la producción de esta hormona generalmente es secundario a una alteración autoinmune.
Cuando falta insulina en el cuerpo se suceden de forma encadenada una serie de alteraciones que se pueden resumir de la siguiente manera:
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Se produce una alteración en el metabolismo de la glucosa que hace que ésta se acumule en la sangre (hiperglucemia).
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La falta de insulina hace que la glucosa que circula por la sangre no encuentre la manera de entrar en el interior de las células.
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La falta de entrada de la glucosa en las células hace que éstas estén "hambrientas" ya que les falta su fuente principal de energía.
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El exceso de glucosa en sangre hace que ésta se pierda por la orina (glucosuria) junto con agua y sales. La abundancia de orina se llama poliuria.
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Al eliminar por orina gran cantidad de agua, más glucosa, más sales, el cuerpo, para compensar esta pérdida, reacciona en un primer momento con una gran sed (polidipsia).
Todo ello explica los síntomas que tiene el niño con diabetes antes de su diagnóstico y tratamiento, o en los momentos de mal control de su enfermedad. Estos síntomas son:
Polifagia | Adelgazamiento | Cansancio | Poliuria | Polidipsia |
Todas estas alteraciones son reversibles con la administración de insulina
Los ingredientes del tratamiento
La diabetes, aunque hoy por hoy no tiene cura, puede controlarse. De hecho, con el tratamiento se busca:
Mantener los niveles de glucosa en sangre del niño/a (chico/a) con diabetes, dentro de los valores considerados "normales" el mayor tiempo posible y durante todos los días de su vida.
El tratamiento comprende tres aspectos muy interrelacionados entre sí:
Hay que compaginar de la mejor manera posible todos los aspectos de la vida diaria que intervienen en el tratamiento e influyen en la efectividad del mismo. Este postulado es tan fácil de decir, como difícil de llevar a cabo.