Marcaje extremo
El marcaje extremo es otra de las actitudes más extendidas entre los padres y madres que tienen un hijo con diabetes.
Esta sobrevaloración de la importancia del tratamiento es fruto de dar prioridad al hecho de tener diabetes sobre cualquier otra área del niño como tal
El tema fundamental en las relaciones entre los padres y el niño con diabetes está referido al tratamiento: “Qué has comido en casa de tu amigo para que ahora estés en 280?”; “¿Te has puesto la insulina?"... y una que molesta especialmente a los hijos adolescentes: “¿Cuánto tenías?”.
Infinidad de veces hemos oído a nuestros endocrinólogos afirmar que antes que diabético, el niño debe ser niño y que la diabetes debe procurar acomodarse, en la medida de lo posible, al estilo de vida previo (ajustando la dieta, las pautas de insulina, etc.).
Los padres
El rasgo más característico de los padres hipervigilantes es el creer que están en posesión de la razón por el sólo hecho de ser los adultos de la casa. Eso hace que den las órdenes sin posibilidad de réplica, ni de debate.
Una de las cosas que se argumentan para este tipo de comportamientos es el del cuidado de la diabetes. Sin embargo, si bien se consigue que durante unos años este sea bueno, en cuanto se pretende que el hijo tome las riendas de su diabetes, éste ABANDONA el autocuidado al verse, por fin, libre de la presión y la vigilancia.
En general son padres que atienden las necesidades diabetológicas de sus hijos, descuidando otras de sus necesidades (afectivas, de escucha, etc.), pero satisfechos de que los controles de hemoglobina vayan “como la seda”.
A veces les desconcierta ver el temor que les tiene. Aunque ellos prefieren llamarlo «respeto». Llegan a la conclusión de que su hijo no tiene problemas con la diabetes.
El padre controlador difícilmente obtendrá el cariño de su hijo en la medida que resulta muy difícil querer a quien se vive como un inquisitor, aunque sea bajo el epígrafe: «es por tu bien». Los hijos no aprenden a llevar bien la diabetes, sino a saltarse las indicaciones sin ser descubiertos (comen a escondidas, se ponen suplementos de insulina por su cuenta, etc.).
¿Por qué?
Es la postura: «.... porque lo ha dicho el médico». Es muy común este tipo de reacciones cuando los padres no están lo suficientemente formados en diabetes y tienen muchas dudas, lo que provoca que se “agarren al manual diabetológico como a un clavo ardiendo”.
En ocasiones los padres se refugian tras la barrera de la AUTORIDAD para esconder la inseguridad en sus argumentos «.... porque sí», «... porque lo digo yo», etc. Con este tipo de expresiones se rompe toda posibilidad de entendimiento.
Los hijos
Es un hijo que siente que si quiere recibir cariño debe ser disciplinado y obedecer sin rechistar. Así el sentimiento respecto a los padres que prima, no es el cariño, sino el temor.
Apenas tiene privacidad porque todo debe estar controlado por sus padres (le supervisan el cuaderno, si se come el bocadillo en el recreo, etc.). Cuanto mayor va siendo el hijo, mayor malestar le crea esa constante fiscalización.
Tiende a buscar la manera de poder saltar la “barrera policial” sin ser descubierto.
En personalidades frágiles, la autonomía personal está dañada. Carecen de iniciativa. Son conformistas y dependientes.
Sin embargo en personalidades fuertes desencadenan un poderoso y obsesivo deseo de escapar cuanto antes de esa vigilancia, e incluso del hogar.
Pueden ser niños que, ante la autoridad, se vayan a los extremos: o bien se paralicen o bien se revelen violentamente.
Claves para el cambio
Si la familia es el punto de referencia de los hijos, es en ella donde debe aprender a dialogar y será ella la que pueda promover actitudes de tolerancia, flexibilidad, capacidad para admitir errores y tolerar las frustraciones.
Ante el argumento de los padres de «quien bien te quiere te hará llorar», los hijos contra-argumentan «no me quieras tanto y hazme un poco más feliz».
Evitar a toda costa la conducta agresiva a través de actitudes hirientes ("pareces tonto", “¿qué has comido para tener esta glucemia de 200?”).
Antes de tomar decisiones debería aprender a escuchar otros puntos de vista sin interrumpir (por ejemplo cuando su hijo pide ir a un cumpleaños).