¿Qué es una familia?
- Todos pueden y deben colaborar en la gestión de la diabetes.
- La clave es que cada cónyuge se responsabilice al 100%.
- No perder de vista cómo interpretan los hermanos la presencia de la diabetes en la familia.
- Los padres también sufren con la diabetes. Por ello deben buscar estrategias para sobrellevarla (compartiendo, pidiendo ayuda, etc.).
Si alguien te pregunta por tu familia, probablemente dirás: «Bien, gracias. Paco, mi marido trabajando mucho como siempre. Carlos, el mayor, ya está en 2º de la ESO y Amaia está muy alta».
Y es que, si alguien te pregunta por tu familia, como todos nosotros, hablas de sus miembros. Pero desde la psicología se entiende por familia algo bastante más complejo. Por ejemplo: «Paco trabajando mucho y todos le echamos de menos, sobre todo en la hora de la cena. Carlos está en 2º de la ESO y, tanto Paco como yo nos sentimos orgullosos de lo responsable que es. Amaia está muy alta, pero siempre está desordenándole las cosas a Carlos y, al final, acabamos como el Rosario de la Aurora».
La diferencia de matiz entre los primeros comentarios acerca de la familia y los segundos es que, en estos últimos, no sólo se describe a cada miembro, sino que también se informa de las repercusiones que tienen sobre los demás componentes. Esto se aproximaría más al concepto de familia.
Así pues, podemos decir que la familia es un sistema que se caracteriza por la influencia recíproca, directa, intensa y duradera de la conducta de los unos sobre los otros.
Una de las particularidades del sistema es que cualquier cambio (por ejemplo la aparición de la diabetes) repercute de una manera u otra en todo el grupo. No sólo por las emociones que genera en cada miembro, sino porque también obliga a modificar comportamientos, a reorganizar la vida en común.
Así Paco, quizás, tenga que ponerse el despertador para hacerle la glucemia de las 3 de la mañana. Tú tendrás que poner atención en los valores nutricionales de los alimentos y Carlos deberá ser más puntual para cenar todos juntos a la “hora”.
Imaginémonos un puzzle. Todas las piezas están encajadas y configuran una imagen: la familia. Es decir, la “familia puzzle” de la que hablamos está compuesta por la pieza “padre”, la pieza “madre” y piezas “hijo”.
Vayamos más allá e imaginemos que ese puzzle es de tecnología punta y que la novedad es que, una vez construido, si una pieza modifica su forma o su posición, los demás se ven forzados a alterar la suya para poder ajustarse y seguir manteniendo unida la “familia puzzle”.
Así, si algo varía en el sistema, cada miembro necesitará “modificarse” para mantener la unidad y, según las distintas posiciones que se adopten, se configurará un tipo u otro de familia.
Por tanto, en el seno de una familia, y no en una persona concreta, donde se produce la diabetes y es allí mismo donde se articulan las acciones que pueden favorecer o entorpecer su evolución.
La diabetes no es cosa de uno, sino algo común en la que cada miembro adopta un determinado papel. Y va a ser el conjunto de posturas el que marcará su destino: si Paco no se levanta a las 3h., probablemente el control de la diabetes sea peor. Si tú no te preocupas por contar los hidratos de carbono, ocurrirá lo mismo. Y si Carlos no es puntual, resultará algo más difícil mantener las rutinas demandadas por la diabetes.
A modo de conclusión, conviene desterrar la relación “niñ@ con diabetes – resto de la familia” y adoptar la idea de que se trata de “una familia en la que un miembro tiene diabetes”. Ciertamente el grado de responsabilidad será distinto en cada uno: el del hijo con diabetes, el de sus padres, el de sus hermanos… Pero todos y cada uno pueden contribuir para aumentar su bienestar.