Comunicación con el niño
El mantener las líneas de comunicación abiertas entre padres e hijos es fundamental para una buena relación. Los padres quieren que los hijos compartan sus pensamientos y sentimientos para poder comprenderles y consiguientemente, ayudarles. Por ello, propongo algunos de los factores que pueden agilizar esta labor.
Factores que facilitan la comunicación con el niño
- La fundamental amenaza a la comunicación es la falta de tiempo o el hacerlo en momentos poco adecuados (cansancio, enfado, estrés, prisa, etc.).
- Hay que tener mucha capacidad de escucha; los niños tienen que sentir que se les presta atención y lo que tienen que decirnos es importante.
- Mantener el contacto visual y la proximidad física cuando se habla con el niño.
- Hay que favorecer espacios para la reflexión, respetando turnos, evitando el insulto o la imposición de normas sin dar razones (esto dependerá, claro, de la edad del niño, pero se consigue un buen desarrollo del respeto si ésta es la tónica desde que el niño tiene capacidad de empatía, es decir a los 5-6 años).
- Las normas deben ser sencillas, justas y mantenerse. Debe haber coherencia entre padre y madre (a los niños les confunde mucho que cada uno diga una cosa diferente).
- Lo que sentimos y lo que decimos tiene también que ser coherente. Se aprende más de un padre moderadamente expresivo que de otro que siempre es dulce, razonable y contenido. Es importante expresar nuestros sentimientos de forma adecuada y también los motivos o conductas que los producen, para que los niños puedan darse cuenta de lo que sucede y asociar.
- Es importante conocer que la mayor parte de lo que decimos es no verbal. Esto significa que los gestos, la mirada, el tono o la intensidad de la voz van a precisar en mayor medida lo que estamos diciendo. Esto, que es evidente a todas las edades, es fundamental en el niño pequeño.
Interferencias en la comunicación
- No elegir el lugar adecuado.
- Estados emocionales con alta activación (es mejor posponer la conversación hasta que un se encuentre más calmado).
- Acusaciones, amenazas, reproches.
- Declaraciones del tipo “deberías”.
- Utilización del sarcasmo e ironía.
- Etiquetar, generalizar (“eres un desastre”, “eres un vago”).
- Utilización de sermones y frases interminables.
- Consejo prematuro no pedido (“lo que tienes que hacer es”….).
- Ignorar los mensajes del otro.
- Sacar “trapos sucios”( “el mes pasado hiciste tal cosa”).
- Juzgar.
- No reconocer nuestra parte de responsabilidad en el conflicto.
- Déficit de lenguaje positivo (dirigirse al niño para recriminarle, omitiendo cuando hace algo positivo o darlo por hecho).
- No reconocer la parte de razón del otro.
- Respuestas cortantes.
- Adivinar lo que el otro quiere decir.
Posibles preguntas que te puede plantear el hijo en referencia a la diabetes y cómo manejarlas
"¿Me voy a curar?"
¿Qué puedo decir?
- Es muy importante no engañar al niño.
- Tampoco hay que dar excesivas explicaciones.
- Valorar qué puede haber detrás de esa pregunta.
- Hacer mucho énfasis en que, a pesar de la diabetes, podrá hacer prácticamente todo cuanto quiera.
¿Qué no puedo decir?
- Decirle que sí, que se va a curar. Mentirle para animarle temporalmente.
- No prestarle atención ante este tipo de preguntas y “cortarle” cambiando de tema o diciéndole: “eso ya te lo he explicado otras veces”.
- Enfadarnos con él porque parece que “no entiende nada”.
"¿Qué es la diabetes?"
¿Qué puedo decir/hacer?
- Te puedes ayudar de libros especiales para niños donde se explica qué es la diabetes.
- Leerlo juntos, asegurándote de que lo entiende.
- Responde serenamente a todas las dudas y preocupaciones que le puedan surgir (aunque te pregunte repetidamente lo mismo).
¿Qué no puedo decir/hacer?
- Hablarle técnicamente sobre la diabetes.
- Dejar que ese tipo de preguntas recaigan únicamente sobre personal sanitario o decirle: “eso es mejor que se lo preguntes a tu madre/padre”.
- Mostrarnos angustiados y tristes ante este tipo de preguntas (se lo transmitiremos al hijo).
"¿Por qué a mí?"
¿Qué puedo decir?
- En realidad ni siquiera los adultos sabemos dar una respuesta ante este tipo de situaciones.
- Valorar que hay detrás de la pregunta, probablemente sea el cansancio de la propia situación (controles, insulina, dieta).
- Poner ejemplos de niños cercanos que tengan algún otro problema y sin que eso repercuta especialmente en su vida.
- Resaltar todas sus cualidades y competencias.
- Hacer énfasis en que si se cuida, tener diabetes no será una limitación en su vida.
¿Qué no puedo decir?
- Decirle que hay casos más graves, contarle situaciones dramáticas que viven otros niños (“hay niños que se mueren de hambre”, “es peor tener cancer”).
- Infravalorar sus emociones, sentimientos diciéndole frases del tipo: “no puedes estar triste”, “no llores”.
Abordaje de situaciones sociales
Con el fin de aminorar la presión social en que se puede encontrar el niño con diabetes el tiempo que pasa fuera de casa, sería interesante practicar con él las posibles situaciones que se pueden dar, como por ejemplo; que le ofrezcan algo inapropiado para su tratamiento, que le hagan preguntas acerca de la diabetes, comentarios, etc. Para llevar a cabo dicho entrenamiento, habría que plantearlo como un “teatrillo” en el que se simulan las situaciones; aquí sería conveniente que los padres actuaran como modelo de lo que pueden hacer o decir ante determinadas situaciones, para ello también hay que tener en cuenta no sólo lo que se dice sino también cómo se dice.