Dietas mediterránea y atlántica
Desde hace no muchos años se ha puesto de moda hablar de la dieta Mediterránea, y recientemente de la dieta Atlántica, como paradigma de las dietas ideales por ser concebidas como dietas saludables
La dieta Mediterránea, más promocionada en las últimas décadas por sus beneficios demostrados en la prevención y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular, es el mejor modelo de dieta equilibrada, y exige una serie de premisas:
- Consumo de aceite de oliva como alimento esencial en el aporte de grasa monoinsaturada, tanto para condimentar como para el cocinado.
- Consumir alimentos típicos de la cultura mediterránea como el ajo, la cebolla, los frutos secos o el tomate.
- Consumir como alimento básico cereales, como el pan, y los derivados del trigo, el arroz y la patata.
- Hacer un consumo frecuente de legumbres, frutas, verduras y pescados.
- Procurar consumir menor cantidad de carne y derivados, así como de grasas de origen animal.
- Moderado consumo de vino en las comidas.
Pero el concepto de dieta Mediterránea incluye no sólo la toma de unos determinados alimentos de forma preferente y otros evitados, sino que además recomienda tiempo para comer y hacerlo en compañía. Es decir una modificación del estilo de vida que matiza el efecto terapéutico y preventivo de la alimentación.
Por otro lado el concepto de la dieta Atlántica establece un consumo elevado de fruta, verdura, pescado y cereales repartidos en cinco comidas al día. El pescado se constituye como el alimento estrella o producto base de la dieta atlántica. La gran embajadora de esta dieta es la comunidad gallega que con sus huertas y los bancos de pescado lidera su difusión.
Parece evidente que ambas dietas son, en esencia, muy similares y ofrecen beneficios saludables de gran interés para la población general y las personas con diabetes en particular