Estimular la acreditación de unidades y la comunicación con AP, claves para optimizar el abordaje de la obesidad
En España se estima que más del 55 por ciento de mayores de 18 años tienen exceso de peso, según datos del estudio sobre obesidad en personas adultas publicado en 2020. De esta publicación se desprende que el 18,7 por ciento de la población adulta española tiene obesidad, ascendiendo los casos de obesidad severa al 4,9 por ciento.
Durante este 2024, la llegada a España de diferentes fármacos para tratar la obesidad abre un nuevo horizonte para el manejo de estos pacientes. Pero, como han puesto de manifiesto los especialistas, la administración de estos tratamientos ha de realizarse bajo supervisión de los profesionales y en el marco de un abordaje integral de la enfermedad. En este contexto, las unidades de obesidad acreditadas en España proporcionan a estos pacientes una atención de 360º con elementos diferenciales para tratar de ofrecer una asistencia óptima a los pacientes. Actualmente, según refleja la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), existen 21 unidades en territorio nacional que cuentan con esta acreditación.
Andreea Ciudin, jefe de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad en el Hospital Vall d’Hebron y tesorera de la SEEDO, explica que “estas unidades son fundamentales porque tienen un equipo multidisciplinar”. “De hecho, uno de los requisitos es que tengan profesionales de la psicología, endocrinología, nutrición o cirugía bariátrica, entre otros”, detalla. Por este y otros motivos, Ciudin considera que “es importante identificar estos centros y acreditarlos, porque para ellos es un sello de calidad y además permite tener formada una red a nivel nacional en torno a unos estándares de calidad”. “Estas unidades pueden ser motores y modelos asistenciales o formativos para otros que quieran aprender y llegar a ser centros de abordaje multidisciplinar”, añade.
Criterios de acreditación
En la página web de la SEEDO se recogen los requisitos necesarios para otorgar a los centros la acreditación de unidades de obesidad. Ciudin remarca que es básico “además del equipo multidisciplinar, disponer de espacios y materiales para personas con obesidad”. Siguiendo este hilo ejemplifica que “las básculas clásicas de los ambulatorios llegan hasta 140 kilogramos y su base es muy pequeña, lo que puede incluso contribuir a aumentar la estigmatización”. Por este motivo, apunta, “hay que tener material adaptado, con plataformas anchas y a nivel de suelo para que no tengan dificultades al subir y que tengan rangos de medición de hasta 300 kilogramos”. “También, atender a otros elementos como que el manguito del tensiómetro sea más largo, tener en cuenta que si las sillas tienen reposabrazos a lo mejor el pacientes no cabe o que hay personas que llegan con sillas de ruedas”, desarrolla. “Cuando ves el impacto de todo ello en las personas, es muy duro”, señala Ciudin.
Por ello, aquellas unidades que se planteen postularse para conseguir la acreditación han de tener todo esto en cuenta. “Es crucial contar con un equipo multidisciplinar, material adaptado y suficiente actividad, es decir, que se vea a un número representativo de pacientes con obesidad; también se valora que los profesionales participen en actividades formativas o docentes, a lo que se suma un requisito, aunque no es obligatorio, que es el de participar en proyectos de investigación o producción científica”, especifica Ciudin.
La endocrinóloga especifica que “la SEEDO tiene estos criterios más detallados que la sociedad europea, la EASO”. No obstante, explica que “son bastante similares y si una unidad de España cuenta con la acreditación europea, casi por defecto se le otorga la de la SEEDO”.
Obesidad y atención primaria
Una vez establecidos los criterios para centros hospitalarios, Ciudin señala que se plantean ir más allá. “Estamos viendo la posibilidad de acreditar centros de atención primaria, pero por el momento no cumplen los criterios establecidos para el resto de unidades como contar con cirujanos o camas de hospitalización”, indica. No obstante, para la experta “tienen un papel fundamental para el manejo de la obesidad, por lo que es algo que se tiene muy en cuenta para el futuro”. “Ellos son el filtro, las unidades acreditadas serían el paso final”, asevera la endocrinóloga.
Para lograrlo, sería necesario explorar fórmulas para que esto se implante de una manera adecuada y en beneficio de los pacientes. “Lo que se promueve, al menos en la zona del Vall d’Hebron, es un modelo bidireccional de interacción entre la unidad acreditada y atención primaria; se precisa hacer un plan, que ellos lo lleven a cabo y que estemos en contacto durante varios puntos de la vida del paciente”, señala Ciudin. En este contexto, la especialista sitúa una de las claves para que esto tenga éxito “identificar centros de atención primaria con interés y capacidad para ver de qué forma se les integra en esta red”.