Diabetes en la infancia: una vida en torno a cálculos de raciones e insulinas
Hace seis meses, Álvaro empezó a orinarse durante la noche de un lunes y el viernes de esa misma semana ingresaba en el hospital. El diagnóstico fue claro: diabetes tipo 1. Su madre, Estefanía Jurado, explica que como sanitaria tuvo la ventaja de intuir muy pronto que algo no iba bien: “Mi hijo tenía 10 años y ya no se orinaba durmiendo, así que, descartadas otras posibilidades, y sospechando lo que podría ser, pasados unos días usamos un glucómetro y entonces empezó la pesadilla. Me fui al hospital sabiendo que iba con un hijo diabético”.
La diabetes mellitus tipo 1 (DM1) es una enfermedad autoinmune crónica que se desarrolla cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca y destruye las células beta del páncreas, responsables de la producción de insulina. La destrucción de estas células conduce a una deficiencia de insulina, que obliga a las personas afectadas a necesitar de un tratamiento sustitutivo con esta hormona de por vida. Según la Sociedad Española de Diabetes (SED), cada año se diagnostican en España entre 1.200 y 1.500 nuevos casos de este tipo de diabetes en menores de 15 años. No solo se trata de una de las cifras más altas del sur de Europa, sino que, además, como explica Susana Pica, enfermera especialista en pediatría y vocal de la Junta Directiva de la SED, la cifra va en aumento. La causa, según la experta, es probablemente multifactorial, producido por “la interacción entre la predisposición genética y diversos factores ambientales cambiantes, junto con mejoras en la detección y el diagnóstico”.