¿Son los ritmos circadianos de las personas con obesidad distintos a los de quienes no tienen sobrepeso?
Demostrar la diferencia en el ritmo circadiano del gasto energético en personas con obesidad abriría la puerta, según los autores de una investigación reciente, al desarrollo de tratamientos personalizados de la obesidad que tengan en cuenta estos factores.
Prácticamente todos los procesos fisiológicos de nuestro organismo siguen un ritmo circadiano, lo que implica que nuestra fisiología presenta variaciones que se repiten con un periodo de alrededor de 24 horas. Y el metabolismo energético, esa “gestión de la energía” necesaria en el organismo, no es una excepción. Sus ritmos también se van reajustando gracias al ciclo diario de luz/oscuridad y a los propios ritmos de comportamiento que seguimos en el día a día.
De hecho, es bien sabido que alterar los horarios de las comidas, como les ocurre con frecuencia a los trabajadores por turnos, puede tener consecuencias negativas sobre el metabolismo. Por ejemplo, este desorden en la ingesta podría derivar en un aumento de peso o en el desarrollo de enfermedades de tipo metabólico como la diabetes.
Pero no solo comer a deshoras puede hacernos engordar más de la cuenta. Adoptar unos hábitos diarios poco saludables, como exponernos a la luz a horas inadecuadas, tener un patrón de sueño desordenado o dormir menos de lo necesario, también nos puede hacer ganar excesivo peso. Y lo más importante: puede alterar nuestra salud metabólica.
El ritmo del metabolismo
Son múltiples los actores del metabolismo energético que se encuentran bajo el mando del sistema circadiano y que pueden, además, verse influidos por el ciclo de sueño-vigilia. Por ejemplo, la secreción del cortisol presenta un ritmo circadiano claro, con un pico de concentración en sangre a primeras horas de la mañana. La grelina (la hormona que nos hace sentir apetito) y la leptina (la que nos hace sentir saciados), también se segregan siguiendo este patrón circadiano que se modifica con la pérdida o ganancia de peso, aunque la ingesta/ayuno y el sueño/vigilia sean importantes en su regulación.