50.000 personas tienen diabetes en Navarra, pero 10.000 no lo saben
Según los últimos datos, Navarra registra unas 40.000 personas diagnosticados de diabetes. De ellas, unas 2.000 tienen diabetes tipo 1 (el páncreas no genera insulina) y las 38.000 restantes tienen diabetes tipo 2, ligada principalmente a la obesidad y a hábitos poco saludables. Sin embargo, se calcula que podría haber otras 10.000 que la sufren pero desconocen el diagnóstico.
En este contexto, la asociación ANADI conmemoró ayer sus 40 años de andadura con un acto en el Colegio de Médicos reivindicando “una mejor atención” para todas estas personas. Esto podría materializarse, entre otras cuestiones, en la puesta en marcha de una Unidad Multidisciplinar de Adultos (como sí existe en el caso de los niños), o en la implantación en todos los centros escolares de personal de enfermería que pueda prestar una atención especializada al alumnado con patologías crónicas, ya sea diabetes u otras. Así lo explica el presidente de la entidad, Juantxo Remón. “¿Quién le pone la insulina al niño a la niña en horario escolar? O los padres salen del trabajo, o depende de la buena voluntad del profesorado, pero no es su función. Luego está también la cantidad de chavales diabéticos que se quedan sin ir a la semana de la nieve o a la de l inglés por este tema. Es una discriminación”, lamenta.
LOS ORÍGENES
En 1983, un grupo de padres y madres de menores con diabetes se reunían para poner
en común sus inquietudes y buscar la forma de apoyar a los menores afectados,
impulsados por la doctora Mirentxu Oyarzábal y su equipo de la Unidad de
Endocrinología Pediátrica del Hospital Virgen del Camino. Así nacía la Asociación de
Padres de Diabéticos Infanto-Juveniles de Navarra, la semilla de la actual Asociación
Navarra de Diabetes (ANADI) y que, cuatro décadas después, se ha convertido en una
referencia para las personas afectadas.
Con sede en la calle Curia, la entidad cuenta con más de 650 personas asociadas y
cuenta con distintos recursos: enfermería, trabajo social, psicología, formación en
diabetes, programa de menores debutantes, campamentos o programa deportivo,
entre otros. Todo, con el objetivo de “mejorar la calidad de vida” de las personas
diagnosticadas, de modo que puedan llevar un día a día “normalizado””. “Les
ofrecemos una perspectiva diferente, una forma de vivir la enfermedad que no le
frene”, explican.