Una terapia génica que activa la grasa parda, nueva propuesta para tratar la obesidad y la diabetes
Investigadores españoles destacan el potencial terapéutico de una proteína que incrementa el gasto de energía corporal.
na nueva estrategia de terapia génica centrada en aumentar los niveles circulantes de una proteína capaz de inducir termogénesis (proceso de producción de calor en el organismo) e incrementar así el gasto de energía corporal podría abrir una vía novedosa para el tratamiento de la obesidad, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2.
Así lo demuestra un estudio desarrollado por un equipo del área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBER (CIBERDEM) y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) que ha publicado la revista Molecular Therapy Methods & Clinical Development.
La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) se ha convertido en un importante problema de salud debido a su prevalencia alarmantemente creciente en todo el mundo y existe una necesidad urgente de nuevos enfoques terapéuticos para prevenir y revertir esta epidemia. Dada la fuerte asociación entre la diabetes tipo 2, la resistencia a la insulina y la obesidad, actuar sobre esta última es esencial en la prevención de la DM2.
La obesidad resulta en gran medida de un desequilibrio sostenido entre la ingesta y el gasto de energía. Por tanto, los enfoques terapéuticos dirigidos a la tasa metabólica pueden contrarrestar el aumento de peso corporal y la resistencia a la insulina. En este camino, este grupo de investigación del CIBERDEM y la UAB ha propuesto una nueva estrategia de terapia génica dirigida a incrementar el gasto de energía corporal, centrándose para ello en el potencial de la proteína morfogénica ósea 7 (BMP7), con conocida capacidad para aumentar la termogénesis a través de la activación del tejido adiposo marrón.
El tejido adiposo marrón, clave para activar la termogénesis
El tejido adiposo no solo sirve como reservorio de energía. Los adipocitos blancos son capaces de producir y liberar a la sangre sustancias bioactivas conocidas como adipocitoquinas, con una importante función reguladora del metabolismo. Cuando acumulamos demasiada grasa en los adipocitos, la producción de adipocitoquinas se desregula. Como consecuencia, aumentan los procesos inflamatorios y la resistencia a la insulina, que son el detonante de diversas patologías, como la DM2. Por el contrario, el tejido adiposo marrón permite quemar la grasa almacenada, disipando la energía como calor.