Diabetes e hígado graso, ¿cuál es el vínculo entre estos dos problemas de salud?
¿Sabías que dos enfermedades como la diabetes y el hígado graso pueden estar muy vinculadas? De hecho, existe un elevado porcentaje de pacientes que padece ambas. “La persona con diabetes suma con frecuencia otras comorbilidades que incrementan más aún su elevado riesgo vascular, como puede ser el hígado graso, entidad presente entre el 50%-80% de los pacientes diabéticos según las series, o la dislipemia, entidades ambas con importantes novedades terapéuticas en los últimos años que se han debatido y analizado en la reunión para realizar un correcto abordaje de las mismas”, explicaba del Dr. Pedro Pablo Casado, médico internista en el Hospital Universitario La Princesa de Madrid y nuevo coordinador del Grupo de Diabetes, Obesidad y Nutrición la Sociedad Española de Medicina Interna de con motivo de la XVI Reunión de dicho grupo de trabajo.
Un factor que, sin duda, hay que tener muy en cuenta en el caso de los pacientes con diabetes, pues estamos ante una enfermedad que, como explicaba el doctor, “en sí misma es una entidad que implica un elevado riesgo cardiovascular, pero ya en estadios previos, en situaciones de prediabetes, este riesgo ya está incrementado”.
¿Qué es el hígado graso?
La enfermedad hepática grasa es, actualmente, la patología hepática más extendida en el mundo. Hay quien la considera como una patología banal, lo que es, de por sí, cierto en algunos casos; pero hay un porcentaje de pacientes, entre un 5 y un 10 por ciento, que evolucionan a formas más graves, como pueden llegar a ser una cirrosis hepática. “Se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado. Hay dos tipos principales: hígado graso no alcohólico y por consumo de alcohol”, explica la doctora Mercedes Ricote Belinchon, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, y coordinadora del grupo de trabajo de aparato digestivo de Semergen, que apunta que “el diagnóstico suele llegar cuando se realiza una exploración física, analíticas o pruebas de imagen como la ecografía por alguna otra causa”. Sin embargo, hay algunos signos que sí nos pueden alertar de que la salud de nuestro hígado está en apuros, como son el cansancio injustificado, las digestiones pesadas o la presencia de fragilidad en las uñas.