Cincuencia decisiones más cada día: así es la diabetes
Existen hasta cinco clases, pero las más habituales son la Tipo 1 y Tipo 2. Según el Ministerio de Sanidad afecta hasta al 10 % de la población general y estima que «por cada paciente diabético, existe otro no diagnosticado»
La diabetes mellitus es un tipo de patología endocrino metabólica, caracterizada por un nivel elevado de glucosa en sangre, como consecuencia de la falta de insulina o el mal funcionamiento de esta. A su vez, la insulina es una hormona secretada por el páncreas, que surge como respuesta al aumento de concentración de glucosa en el torrente sanguíneo, una vez el organismo ha realizado la digestión y los azúcares presentes en la comida se han absorbido. Precisamente, esta es la sustancia que «permite que la glucosa pueda acceder a las células para ser utilizada como energía o para almacenarse y servir de reserva energética durante el ayuno», explica el doctor Pedro José Pinés Corrales, especialista del área de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y miembro del área de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Cuando las células y las moléculas de insulina se encuentran, se activan los mecanismos que permiten que la glucosa penetre a su interior. Sin embargo, tal y como ocurre en los pacientes de diabetes, si no se produce insulina, o esta no es reconocida por las células, la glucosa no logra entrar en ellas. Así, mientras este azúcar se va acumulando en el torrente sanguíneo, las células no pueden utilizarlo como fuente de energía principal. Este proceso de alteración metabólica puede explicarse de diferentes formas. Así lo expone la Federación Española de la Diabetes (FEDE):
«En algunas personas, la diabetes se desarrolla porque el páncreas pierde la capacidad de fabricar insulina a raíz de una reacción autoinmune del propio organismo contra las células que secretan esta hormona, mientras que en otros casos, el páncreas mantiene la capacidad de producirla, pero es el resto del cuerpo el que se vuelve resistente a su acción».
El aumento de la glucemia (hiperglucemia) también puede deberse a una combinación de los dos factores anteriores, y de no controlarse en cualquiera de los casos, podría afectar a la función de varios órganos, entre ellos los ojos, los riñones, los nervios, el corazón y los vasos sanguíneos.