Un estudio abre la posibilidad de tratar la diabetes con probióticos
Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón han determinado que la colestiramina, un secuestrante de los ácidos biliares, mejora algunos parámetros metabólicos en un modelo de obesidad y promueve la diversidad del microbioma intestinal. El tratamiento restauró la diversidad de 14 taxones a niveles similares a los de ratones alimentados con una dieta normal.
Los científicos han establecido una correlación entre metabolismo y microbiota, al demostrar que las bacterias Muribaculum intestinale y Acetatifactor muris median algunos de los efectos metabólicos del fármaco.
Andrey Morgun, Profesor Asociado de Ciencias Farmacéuticas y director del estudio, afirma que esta
última especie bacteriana se correlacionó con la expresión de glucagón en el íleo y negativamente con la
de Shp, una proteína que actúa como represor génico en el hígado. Esta especie, prosigue Morgun,
también mostró una correlación negativa con la glucemia, lo que apoyaría su potencial papel como
probiótico.
En la comparación de los hallazgos con estudios previos en humanos los investigadores también
hallaron correlación entre el índice de masa corporal y la abundancia de las especies bacterianas
Lactobacillus johnsonii, Lactobacillus gasseri, Romboutsia ilealis y Ruminococcus gnavus. Las dos
primeras son consideradas beneficiosas en el metabolsimo de la glucosa, mientras que las dos últimas lo
empeoran, según Natalia Shulzhenko, co‐autora del estudio. En su conjunto, los datos indicarían que
tipos individuales de microbios, y no una disbiosis generalizada, formarían parte de la patogénesis de la
diabetes de tipo 2 y la obesidad.