Por qué un alto nivel de azúcar en sangre puede empeorar el pronóstico de la COVID-19 y cómo afecta esta enfermedad a pacientes con diabetes
La hiperglucemia (nivel de azúcar alto en la sangre) surge cuando nuestro cuerpo produce muy
poca insulina o no responde a la señal que la insulina le está enviando. La insulina es una hormona
que se produce en el páncreas y sirve para que la glucosa que entra a la sangre a través de la
alimentación sea transportada a las células y se use para producir la energía que necesita nuestro
organismo.
Los niveles muy altos de azúcar (glucosa) en sangre pueden darse bajo distintas circunstancias
(por ejemplo, por el estrés que provocan determinadas situaciones y dolencias como la gripe). Sin
embargo, son un rasgo común en personas que sufren diabetes , que tienen que controlarlos de
forma constante.
además, el propio coronavirus puede dañar el páncreas y provocar dicha hiperglucemia. Os contamos cómo afecta esto a los pacientes con y sin diabetes y qué recomendaciones pueden seguir para protegerse y prevenir la propagación de la COVID-19.
La hiperglucemia empeora el pronóstico de la COVID-19
Virginia Bellido Castañeda, Jefa de Sección en el Servicio de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Universitario Cruces (Vizcaya), explica a Maldita Ciencia que la hiperglucemia se ha relacionado con un aumento de las complicaciones y la mortalidad en pacientes con COVID-19.
Existen diferentes estudios científicos al respecto. Una investigación realizada con más de 11.000 pacientes y publicada en la revista Annals of Medicine indica que la hiperglucemia es un factor de riesgo importante en pacientes hospitalizados no críticos, independientemente de los antecedentes de diabetes.
La Sociedad Española de Medicina Interna, que ha participado en la investigación, explica que la hiperglucemia se asocia con una mayor necesidad de ventilación mecánica, ingreso en UCI e incluso riesgo de muerte.
Bellido, que es miembro de la Sociedad Española de Diabetes, cuenta que algunos pacientes con hiperglucemia sufren un mal control glucémico y un deterioro de la respuesta inmunológica.
Los primeros datos de estudios observacionales que, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, después se han corroborado tanto en revisiones como en varios metaanálisis (investigaciones científicas con mayor solidez), demuestran que la hipertensión arterial, la diabetes mellitus de tipo 2 (la forma más común de diabetes), la obesidad y la enfermedad coronaria (un tipo de patología cardíaca) son las principales enfermedades que coexisten con la COVID-19.
El coronavirus puede dañar el páncreas y provocar hiperglucemia en algunos pacientes
A esto se suma que el SARS-CoV-2 puede provocar un daño directo en el páncreas que podría empeorar la hiperglucemia o incluso inducir la aparición de diabetes. Susana Monereo, que pertenece a la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional (Madrid), confirma a Maldita Ciencia que en la infección por COVID-19, al igual que en otras infecciones por otros coronavirus como el SARS (síndrome respiratorio agudo severo), se ha observado un aumento de los niveles de glucemia.
“Parece que el virus conduce a un deterioro transitorio de la función celular del islote pancreático (el conjunto de células encargadas de producir hormonas como la insulina) y eleva la glucosa, efecto que a su vez empeora el pronóstico y dificulta el manejo de los pacientes”, cuenta.
Si el paciente ya es diabético, Monereo considera que el problema es más grave ya que empeora el control de la glucosa y puede tener más complicaciones. En pacientes no diabéticos, según explica, este efecto puede mantenerse un tiempo aunque la infección haya pasado.
Cristóbal Morales, miembro del Consejo Asesor de la Fundación para la Diabetes Novo Nordisk, confirma a Maldita Ciencia que “el coronavirus puede actuar sobre el páncreas y sobre las células productoras de insulina”. “Estamos viendo una aparición de diabetes en gente que no la tenía y cuadros de hiperglucemia por el virus”.
El experto explica que se trata de lo que se denomina hiperglucemia de estrés. Lo que ocurre es que “en el cuerpo hay una reacción inflamatoria sistémica y los niveles de glucemia aumentan durante el ingreso”.
Para él, es clave hacer un seguimiento a estos pacientes para ver si la hiperglucemia es transitoria o se mantiene en forma de diabetes. Aún hacen falta estudios para saber con precisión qué les ocurre a estos pacientes a largo plazo.