Las comorbilidades en dislipemia deben contemplarse en el control del riesgo cardiovascular
Los pacientes con dislipemias tienen distintas comorbilidades, entre las que destaca la diabetes, la hipertensión arterial y las enfermedades respiratoria y renal crónicas. Para reducir el riesgo cardiovascular, es necesario tenerlas en cuenta.
En líneas generales, son frecuentes las comorbilidades en dislipemia. La más frecuente es la diabetes, sobre todo dada su prevalencia en nuestro medio, cercana al 15%, y considerando que la mayoría de los diabéticos deben considerarse dislipémicos por ser de alto riesgo cardiovascular.
También hay que tener en cuenta la hipertensión arterial y la enfermedad respiratoria crónica. Hay que mencionar también que en algunas escalas de riesgo cardiovascular, como SCORE O REGICOR, no solo consideran las comorbilidades, sino que además ponen énfasis en los factores de riesgo, como edad, tabaquismo y sexo masculino.
Otro factor a tener en cuenta es la insuficiencia renal, incluso cuando es leve, ya que se considera de algo riesgo y que está asociada a diabetes e hipertensión.
Adherencia al tratamiento para manejar las comorbilidades en dislipemia
Para el manejo de las comorbilidades es importante la adherencia al tratamiento. Se trata de pacientes crónicos con elevado riesgo cardiovascular, por lo que suelen estar polimedicados. Las combinaciones fijas de estatinas aportan beneficios y mejoran la adherencia al tratamiento y, como consecuencia, un beneficio que se traduce en una reducción de los posibles eventos y mejora la prevención cardiovascular. A estos beneficios hay que añadir una reducción de los costes por tratamiento.