Samantha Vallejo-Nágera: “Dejar a los niños meterse en la cocina frena la obesidad
Apasionada del buen comer, Samantha Vallejo Nágera ha hecho de su afición por la cocina su profesión de la mano de su catering. Pero también le chifla el deporte y todo lo relacionado con la vida sana. Es una de las chefs más mediáticas del panorama nacional gracias a su participación en “MasterChef”. Consciente de ello, aprovecha el escaparate que le brinda la televisión para dar buen ejemplo de vida sana, tal y como demostró hace unos días en el coloquio «Charlemos de obesidad», impulsado por Novo Nordisk.
-A pesar de nuestra laureada dieta mediterránea, las cifras de obesidad en España no paran de crecer. ¿Qué estamos haciendo mal?
-La culpa es de las malas costumbres derivadas de los nuevos tiempos: sedentarismo, ordenador, niños pegados a una tablet y que no saben montar en bicicleta... Sin olvidar lo fácil que resulta coger una pizza de la nevera y comerla en cinco minutos... La gente no sabe ni dónde está la cocina de su casa y eso supone un drama.
-¿Es posible revertir esa situación?
-Estoy contenta porque creo que con MasterChef hacemos una gran labor de divulgación de nuestra fantástica gastronomía. Yo lucho todos los días por volver a nuestras raíces y creo que las nuevas generaciones intentan ser cada vez más sanas. Por suerte, esa idea ahora parece estar de moda. La educación resulta un pilar fundamental y creo que es necesario concienciar a la sociedad de la importancia de sentirse sano.
-Con la emisión de “MasterChef Junior” demuestran que es posible que los niños se metan en la cocina. ¿Constituye una buena herramienta frente a la obesidad infantil?
-Sin duda. Dejar a los niños meter las manos en la masa puede frenar la obesidad, porque les ayuda a conocer las materias primas, el producto de temporada, los tipos de cocción... Hay una nueva generación que ya ha nacido viendo este programa y creo que eso ha permitido que ahora los más pequeños de la casa sepan lo que es cocinar y les guste colarse en la cocina. Esos valores que transmitimos son sólo una parte de la labor de educación necesaria que debe continuar en casa y también en la escuela.