La vida en torno a las hipoglucemias
La diabetes tiene un gran impacto en la vida de los pacientes, que, tan pronto como debutan, han de realizar importantes cambios en su día a día. La dieta, el ejercicio y la medicación son algunos de los aspectos más pesados que acompañan a esta patología, pero lo cierto es que, una vez se asume que se padece una enfermedad crónica, a la mayoría de los afectados les resulta sencillo aceptar que han de modificar sus hábitos. Al final, lo que realmente les preocupa, tanto a ellos como a sus familias, son las hipoglucemias.
Estas bajadas de azúcar en sangre, más que una molestia, son un peligro, porque implican que no se provee a los órganos del cuerpo de la energía que necesitan. Como consecuencia, pueden aparecer temblores, confusión, sudoración, incremento de palpitaciones, dificultad para hablar y, en los casos más graves, puede producir convulsiones, un coma o incluso la muerte.
De ahí que quienes padecen esta enfermedad sientan que han de estar siempre en guardia. Pero las hipos, como se denominan coloquialmente, no solo suponen una importante carga para el paciente, también lo son para sus allegados.
Así se extrae del estudio internacional TALK-HYPO, financiado por NovoNordisk y publicado recientemente en la revista Diabetes Therapy, que concluye que hasta el 64 por ciento de los familiares de personas con diabetes viven con preocupación o ansiedad ante el riesgo de una bajada de azúcar en sangre en sus seres queridos.