¿Cómo funciona una bomba de insulina y en qué pacientes es recomendable?
Para muchas personas que padecen diabetes, el hecho de tener que inyectarse insulina, incluso varias veces al día, es la parte del tratamiento que les produce mayores molestias, llegando a influir de manera negativa en sus actividades diarias y relaciones sociales. Con el objetivo de poder suprimir esos pinchazos, pero manteniendo en todo momento el índice correcto de glucemia, se desarrolló hace unos años el Infusor Subcutáneo Continuo de Insulina, más conocido como bomba de insulina.
Se trata de un pequeño dispositivo cuya misión es suministrar al organismo la insulina que necesita de manera continua. La Fundación para la Diabetes (@fundiabetes) explica que este discreto aparato se compone de dos elementos básicos: el dispositivo propiamente dicho, que deberá programarse según las necesidades de cada paciente y en el que se encuentra el reservorio con la insulina, y un catéter subcutáneo que hará posible su correcta administración.
Los pros y los contras de la bomba de insulina
Como recuerda la Sociedad Española de Diabetes (@SEDiabetes), este infusor imita la función natural que realiza el páncreas respecto a la secreción de insulina cuando nuestro cuerpo la demanda, pero no es un "páncreas artificial" ni actúa por sí solo. Esto quiere decir que deberá ser correctamente programado y reajustado cuando haya una variación en las dosis requeridas de insulina.
Para llevar una bomba de insulina, primero hay que aprender a utilizarla sabiendo que será imprescindible realizar un mínimo de cuatro controles de glucemia al día, para confirmar que las dosis que se están recibiendo son las adecuadas.