Las 'mochilas' de la diabetes: por qué el problema no es sólo el azúcar alto
a diabetes es una de las enfermedades crónicas más conocidas. De todas las que existen, la diabetes tipo 2 es la más común. Sólo en España la padecen alrededor de 5,3 millones de personas, según la Fundación para la Diabetes. Este dato equivale a casi el 14% de la población total de nuestro país. Es decir, se trata de una patología cercana para muchas personas. Sin embargo, aún se desconocen muchas de sus características y de sus principales riesgos.
Lo que mucha gente conoce es que quienes padecen diabetes tienen altos niveles de glucosa, o azúcar, en la sangre. Esto se debe a que la hormona que la controla, la insulina, no está cumpliendo su función de la manera correcta. El exceso de glucosa, por sí mismo, puede terminar dañando ciertos órganos. Por esta razón, la diabetes se suele tratar aportando más insulina a través de inyecciones o, también, con medicación específica.
De esta manera, el control de la diabetes se ha realizado históricamente en las consultas de médicos de familia y de endocrinólogos. Sin embargo, quien conoce la diabetes tipo 2 sabe que, en ocasiones, esto no es suficiente. Mantener a raya los niveles de azúcar es importante, pero una gran parte de estos pacientes presentan, además, otras enfermedades asociadas. Las principales y más dañinas suelen ser las cardiovasculares. En este sentido, en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), que se ha celebrado este año en París, se han presentado avances en terapias conjuntas para el control de la glucosa y la mejora de la salud cardiovascular.