Diabetes: controlar y prohibir no funciona con los jóvenes
La Fundación para la Diabetes ha creado un consejo asesor juvenil formado por 19 adolescentes con diabetes, con el objetivo de escuchar sus opiniones, dudas, inquietudes, experiencias y consejos y darles respuesta.
Roque Cardona Hernández, endocrinólogo pediátrico del Hospital San Juan de Dios, de Barcelona, expone que el diagnóstico de diabetes, a cualquier edad, puede suponer un gran revés y también entre los adolescentes. En este colectivo “el diagnóstico de la enfermedad casi siempre va acompañado de modificaciones de hábitos de alimentación, ejercicio, rutinas diarias… y, generalmente, a los adolescentes se les presentan en formato de restricciones que deben acatar”, reconoce. Además, explica que una de las características del pensamiento adolescente es que “ya cuentan con la capacidad de proyectarse en el futuro y de analizar sus posibilidades. En este sentido, la diabetes puede ser vivida desde la incertidumbre de cómo puede influir en su camino proyectado”. Así, Cardona afirma que pueden surgirles preguntas, como ¿impedirá que pueda estudiar lo que quiera?, ¿cómo influirá en mis relaciones amorosas?, ¿me verán los demás como un bicho raro?
José Antonio Fornos, del grupo de Diabetes de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), comenta que, lo importante en esta edad es que lleven un buen control para evitar complicaciones con impacto incluso en la edad adulta. Y es que, “a medio y largo plazo el mal control de los niveles de azúcar trae como consecuencia problemas oculares (cataratas, retinopatías, glaucoma…), renales (insuficiencia renal),circulatorios y neurológicos, entre otros”, apunta Fornos. A corto plazo, en adolescentes diabéticos que no se cuidan lo más habitual es que tenganacentuadas subidas y bajadas de glucosa en sangre.
El adolescente puede percibir la diabetes desde la incertidumbre y cómo afectará a sus estudios y a su vida social
Ahora bien, Cardona especifica que para adecuar sus pensamientos “y que no perciba la diabetes como una desgracia insuperable, el adolescente debe estar adecuadamente acompañado por la familia y los profesionales sanitarios. Y que ese acompañamientono sea percibido como control, ya que una de las reacciones más comunes a esos sentimientos no es acatar las indicaciones sino saltárselas”, advierte.
Por ello, la mejor estrategia es la que se basa en los beneficios de cuidarse y no en el precio que van a pagar si no lo hacen. En esa estrategia debe entrar en juego también la negociación: “No se puede imponer algo (aunque sea por su bien) y esperar que lo acepten sin más. Llegar a acuerdos siempre supone renuncia por ambas partes. Un error de muchos padres al negociar es que acaten sus consejos sin más. Un adolescente que se siente acorralado, tiende a callarse y agachar la cabeza hasta que pase la tormenta. Pero que no lo rebata no quiere decir que no lo cuestione”.
educación muy específica.