Reducir la mortalidad cardiovascular, gran reto de la lucha contra la diabetes
El 53º Congreso Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes cierra sus puertas en Lisboa con el reto de reducir la mortalidad cardiovascular, tal cual apuntan los nuevos fármacos.
El impacto de la enfermedad en el corazón alcanza tales dimensiones que las jornadas han puesto de manifiesto el trabajo conjunto de cardiólogos, endocrinos o médicos de atención primaria para poner en marcha nuevas estrategias de diagnóstico y tratamiento.
Tanto es así que el colapso cardiovascular representa la primera causa de muerte en las personas con diabetes, que son ya más de 400 millones en todo el mundo. Nada extraño, por tanto, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considere una pandemia.
Los datos tampoco son nada alentadores en relación a España, pues la cantidad asciende ya a casi seis millones, lo que significa un 14% de la población.
Otro porcentaje que resulta demoledor se centra en que, de este núcleo, nada menos que el 90 o 95% sufre la diabetes tipo 2, la más común.
Los expertos reunidos en la capital portuguesa han difundido investigaciones que les han permitido determinar: «Las personas con diabetes tipo 2, la más prevalente, tienen entre dos y seis veces más riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular que las personas sin diabetes. Y es que el elevado nivel de azúcar en sangre, característico de esta enfermedad, se asocia frecuentemente a tensión arterial alta, alteración de los lípidos y obesidad, lo que acaba produciendo que dos de cada tres pacientes con diabetes tipo 2 fallezcan de una enfermedad cardiovascular, en especial, cardiopatía isquémica e ictus».
Los fármacos que combaten esta extendida dolencia han vivido un elevado desarrollo en las dos últimas décadas. La consecuencia directa se centra en la reducción de la muerte por hipoglucemia grave.
Pero las causas cardiovasculares de fallecimientos continúan haciendo estragos y hasta en un 60% puede catalogarse su incidencia para que la esperanza de vida deuna persona con diabetes sea unos seis años infertior a la de otra que no sufre su impacto.