La patrulla canina de dos hermanas con diabetes
Lupa y Moka no son perritas al uso, como tampoco lo son sus dueñas, Ana y Eva Arróniz, dos hermanas francoespañolas de 11 y 13 años que sufren diabetes tipo 1 desde la edad de cinco.
La enfermedad no les ha impedido asistir al colegio, y lo hacen acompañadas de sus mascotas, entrenadas para alertarlas de cualquier alteración en sus niveles de glucosa. El olfato de las perras lo detecta antes que cualquier sensor.
Los perros, con una gran sensibilidad olfativa entre 40 y 60 veces mayor que la humana, identifican una sustancia química –llamada isopreno– que desprenden las personas con diabetes a través de la respiración, según ha revelado recientemente un estudio de la Universidad de Cambridge en la revista Diabetes Care. “Es un olor que incluso les llega a molestar”, explica a Sinc Ana, la benjamina, que puede alejarse de su amiga canina en clase de deporte porque Lupa puede olerlo desde muy lejos.