En 2018 las personas con diabetes podrán disponer del páncreas artificial
Cada año, más de 1.100 personas son diagnosticadas de diabetes tipo 1 en España. La mayoría de ellos son menores de edad. Desde el momento del diagnóstico, la vida de estos pacientes depende de la correcta administración de insulina, la sustancia que su organismo ya no es capaz de generar por sí solo. La dosis de fármaco depende de muchos factores: la cantidad de glucosa en sangre en cada momento, los hidratos de carbono consumidos en la comida, el ejercicio físico... Las personas con diabetes tienen que aprender a calcular por su cuenta lo que el páncreas hace de manera natural en las personas sanas: cuánta insulina hay que introducir en el torrente sanguíneo en cada ocasión.
Existen dispositivos muy avanzados para medir la glucemia y bombas infusoras de insulina que administran el medicamento con gran precisión. Pero no son autónomas, necesitan de la programación exhaustiva del paciente. Desde hace años se sueña con la posibilidad de crear un sistema cerrado que ponga en contacto los dos aparatos de manera inteligente: un medidor de glucosa determina la cantidad de azúcar en sangre y envía su medición a un infusor de insulina que decide cuánto medicamento inyectar, sin necesidad de intermediarios.
Pero el aparato se ha resistido a convertirse en realidad, hasta ahora. Porque, según un estudio publicado en «Diabetología» (la revista oficial de la Asociación Europea de Diabetes), un sistema cerrado como éste podrá estar disponible en 2018. Es lo que llaman páncreas artificial, el sueño de cualquier persona con diabetes.