Diabetes y Nuevas Tecnologías
Durante los días 10 a 13 del mes de febrero se celebró en la ciudad suiza de Basilea el tercer Congreso de Nuevas Tecnologías en la Diabetes. Durante su desarrollo se tocaron una serie de temas que nos parece interesante comentar.
Nuevos análogos de insulina: hoy en día contamos con preparados de insulina de acción rápida y de acción prolongada que nos permiten controlar a las personas con diabetes notablemente mejor que hace unos años. En cuanto a los análogos de acción rápida, se presentaron estudios de nuevas insulinas cuya acción imita con más exactitud la secreción de insulina del páncreas de las personas no diabéticas cuando se ingiere alimento, es decir, su actividad es más precoz y desaparece antes (con menos riesgo de hipoglucemias) que las actuales. Por lo que se refiere a las insulinas de acción prolongada, prometen mucho insulinas que garantizan que su efecto va a durar las 24 horas del día y con la ventaja añadida que permiten la mezcla con insulinas rápidas, tanto mediante mezcla manual en la misma jeringa como en mezcla fija.
Nuevas vías de administración de insulina: tras el fiasco de la insulina inhalada comercializada y retirada poco tiempo después, parecería que esta vía había quedado proscrita. Sin embargo, aunque varios laboratorios que trabajaban en esta vía de administración se han retirado, todavía no se ha lanzado la toalla y de hecho se presentó una insulina inhalada con un dispositivo mucho más cómodo y pequeño y con unos estudios de seguridad y eficacia que hacen renacer la esperanza de que en un futuro no muy lejano sea posible el empleo de esta vía. Aunque en una fase de investigación más retrasada, también se presentaron estudios con insulina por vía oral con resultados provisionales que estimulan a proseguir estudiando esta vía que, lógicamente, sería la más cómoda de todas.
Bombas de insulina: los avances tecnológicos en este terreno son continuos e incluso nos hacen concebir la esperanza de que se llegue a conseguir la bomba de asa cerrada o páncreas artificial, es decir, una bomba “inteligente” capaz de segregar insulina en función de las necesidades de cada paciente en cada momento, funcionando de manera autónoma y sin necesidad de intervención por parte del paciente. Teóricamente, con los resultados que tenemos en la actualidad sería posible un dispositivo de estas características durante la noche, pero los problemas llegan durante el día, cuando la actividad física y la toma de alimentos dificultan el “cerrar el asa”. Conviene recordar que las bombas de insulina segregan la hormona al tejido subcutáneo, debajo de la piel, y el desfase hasta que pasa a la sangre hace muy difícil una respuesta rápida necesaria cuando se hace ejercicio o se come.
A este respecto, las bombas que administran la insulina al peritoneo, de las que también se ofrecieron buenos resultados en el Congreso, podrían desempeñar un papel importante. Mientras tanto, habrá que seguir perfeccionando las actuales. Cabría preguntarse sobre si es posible que se comercialice una bomba que funcione autónomamente, en asa cerrada, durante la noche y en “asa abierta”, es decir, segregando insulina según la programe el médico que a su vez se basará en las mediciones de la glucosa del paciente, durante el resto del día. La respuesta es que no ya que aunque teóricamente es factible una bomba de estas características las autoridades sanitarias no lo autorizarán ante el riesgo de que cualquier paciente decida utilizarla en “asa cerrada” las 24 horas.
Monitorización continua de glucemia: a día de hoy, la determinación continua de insulina puede hacerse bien asociada al empleo de bomba de insulina o de manera independiente. En cuanto al primer método, sólo el laboratorio Medtronic dispone de bombas acopladas al sensor de glucosa y cada 5 minutos aparece una cifra de glucosa en la pantalla de la bomba (se necesitan 2 ó 3 determinaciones diarias de la glucemia por el método “tradicional” para calibrar el aparato). Los otros aparatos no van a asociados a bomba de insulina. Al igual que con el sistema anterior, también precisan al menos dos mediciones diarias de glucosa en sangre al día y, cumpliendo este requisito, aparece una cifra de glucosa en un monitor cada pocos minutos. Estos monitores pueden estar a una distancia de 1,5 metros del sensor de glucosa, que está en una aguja muy fina insertada debajo de la piel y que permite llevar una vida normal sin producir molestias. La vida media de estos sensores es de 6 ó 7 días, pasados los cuales hay que poner uno nuevo.