Fco. Javier Hurtado Núñez
Psicólogo Clínico y Experto Universitario en Educación Diabetológica.
Fco. Javier Hurtado es Psicólogo Clínico y Experto Universitario en Educación Diabetológica, además de Educador y Formador en Diabetes por la Junta de Andalucía.
También es miembro del equipo técnico del II Plan Integral para la Diabetes de la Junta de Andalucía y del Grupo de Estudio de Educación Terapéutica de la SED (Sociedad Española de Diabetes).
Hola. Diversos estudios muestran resultados en los que se aprecia una autoestima menor en las personas que tienen diabetes. Sin embargo, en nuestro día a día esto no debe ser tomado como una generalidad. Hay muchos factores que pueden influir en la autoestima de una persona, como la familia, las relaciones sociales, habilidades, capacidad para afrontar problemas, etc.., de manera que con el adecuado apoyo la diabetes no tiene por qué tener tanto peso en la estima de una persona. Respecto a la agresividad, no tenemos datos que muestren una mayor agresividad en personas con diabetes, aunque una cierta frustración, malestar general o un mal encauzamiento de las emociones sí podrían llevar a mostrar mayor agresividad. No es muy conveniente justificar, aunque puedan influir, estados de ánimo puntuales a tener ciertos niveles de azúcar en sangre. La agresividad debe ser afrontada como lo haríamos con cualquier chico que no tenga diabetes.
Hola Mabel. El tema que comentas es complicado y ha generado mucha controversia desde muchos años atrás. Intentaré resumirlo todo de la forma más simple posible. Fisiológicamente hablando, cuando nuestros niveles de glucemia están más elevados de lo normal (y ese nivel depende de cada persona y situación) los estímulos externos pueden excitarnos más de lo habitual. Es decir, una misma cosa que nos ocurra cuando tenemos glucemias normales o glucemias altas puede hacer que tengamos respuestas más o menos intensas. Con hiperglucemias las cosas que nos pasan a nuestro alrededor pueden afectarnos, alterarnos, ponernos nerviosos, más que si tuviéramos normoglucemia. Sin embargo, tenemos que darle la importancia que tiene, sin obsesionarnos con el asunto y sin olvidar que cada vez que nos enfademos no va a ser porque tenemos el azúcar alta. Seguro que conoces personas que son muy irascibles y se enfadan con frecuencia y no tienen diabetes. Puedes trabajar para intentar exteriorizar esa especie de ira de una forma más controlada. Para ello te recomiendo hacer deporte, exponer y sacar fuera tus preocupaciones y temores, explicar a los demás tu estado de ánimo, etc. Todo ello te ayudará a conocer y moderar esos sentimientos negativos. En esa autoobservación que mencionas en tu pregunta, intenta averiguar si el cambio de carácter lo percibes antes o después de hacerte el autoanálisis. Puede que lo que te “enfade” no sea el azúcar alta, sino el hacerte el control y comprobar que la tienes alta. Suerte.
Interesante reflexión Paola. En el fondo solo tú puedes tener la respuesta, aunque me permito hacerte algunos comentarios. Seguro que desde pequeña te han enseñado que hay que decirle a todo el mundo que tenemos diabetes, por si te pasa algo. Bueno, cuando decimos a todo el mundo, no hay por qué entenderlo literal. Está claro que conviene que lo sepan las personas con las que convivimos habitualmente, pero no hay que llegar al extremo de que lo sepa todo el que esté con nosotros, auque lo acabemos de conocer o tengamos poca relación con ellos. En un grupo, ya sea el del trabajo, de amigos, etc.. basta con que lo sepan una o dos personas, por si ocurre algo. Otra pregunta que yo me haría, si fuera tú, es por qué crees que te van a mirar diferente. El cómo nos miren los demás depende de nosotros mismos en gran medida. Si lo muestras con naturalidad y normalidad, así lo entenderán los que nos rodean. Que te hagan preguntas es una buena cosa, porque así podrás explicar de forma breve y simple lo que a ellos les interesa, aclararás posibles ideas erróneas y en poco tiempo la diabetes pasará a ser algo más dentro del grupo. Si intentas ocultarlo fomentas una imagen de la enfermedad que precisamente es la que no te gusta que piensen los demás. Respecto a lo de aceptar la diabetes, yo cambiaría la pregunta por ¿estás adaptada a la diabetes? Si haces las cosas y sigues los cuidados pertinentes para estar lo mejor posible, estonces perfecto. Si para que los demás no lo sepan dejas de llevar a cabo tus cuidados, entonces debes plantearte si es lo mejor para ti. Cámbialo y prueba, seguro que los demás y tú misma te sorprendes. Mucho de lo que piensas viene de cuando tenías 13 años, ahora con 32 las cosas y los que nos rodean han cambiado. Suerte..
Hola Liliana, encantado de saludarte desde el otro lado del charco. La idea de tu doctor de que “te amigues con tu enfermedad” es interesante, pero es complicado hacerse amigos de algo que nos influye de una forma aparentemente negativa en nuestra vida, ¿verdad? Está claro que cuesta mucho seguir todas las indicaciones de cuidados día a día, pero reflexiona lo siguiente: compara el tiempo que pasas lamentándote con el que tardas en ponerte tu dosis de insulina. Si no me equivoco, la inyección puedes tardas en ponértela unos 2 minutos (tirando muy por encima), lo que supone que si tienes una pauta basal-bolo con 4-5 dosis al día, son unos 10 minutos. Seguro que estás más tiempo pensando en el asunto de lo que realmente supone. Por lo tanto, no compensa, estás gastando energías de una forma no productiva. Cambia tu pensamiento a: con 10 minutos diarios de dedicación, y gracias a la insulina, puedo seguir viviendo con una buena calidad de vida. En nuestro día a día hacemos cosas cotidianas que no reflexionamos, como por ejemplo ducharnos, lavarnos los dientes, vestirnos, peinarnos, etc.. Ponerse la insulina debe ser una acción más. Seguro que no te preguntas ¿por qué tengo que ducharme, lavarme los dientes, cambiarme de ropa…. todos los días? Cuando se convierte en rutina, lo hacemos y poco más hay que pensar. Está claro que hay días en que nos cuesta más, se hace más difícil y nos sentimos cansados, pero entonces coge aire, respira profundamente, piensa en lo que vas a hacer después que te agrada tanto, y sigue viviendo. Es una pena lo del grupo de apoyo. ¿Seguro que no lo podéis organizar de nuevo, entre vosotros? Piénsalo. Y nunca dejes de hacer deporte. Un abrazo fuerte desde España.
Hola. Antes de nada agradecerte la pregunta y tu valentía. Primero voy a cambiar una frase que has puesto en tu pregunta: la diabetes, mal controlada en el tiempo, puede afectar a la erección masculina. Las palabras clave son: “mal controlada”, “tiempo” y “puede”. Las disfunciones sexuales pueden ser una de las complicaciones derivadas del mal control de la diabetes, por lo tanto la clave está en conseguir el mejor control posible en cada momento. Pasar a insulina no significa que esté peor, simplemente su cuerpo necesita un nuevo tratamiento (por la progresión natural de la propia diabetes) para conseguir buenas glucemias. Que no lo piense, y si lo necesita la use lo antes posible. Mejorará muchísimo, tendrá mejor calidad de vida y te aseguro que su vida con insulina no será tal y cómo se la está imaginando. Respecto a la líbido, no suele verse afectada directamente, pero sí pueden influir aspectos psicológicos que estén relacionados con lo que estamos hablando: preocupación por su estado de salud, posibles experiencias negativas en algunas relaciones sexuales anteriores (este punto suele ser clave, ya que crea inseguridad y a veces por miedo al fracaso se evita mantener o iniciar relaciones sexuales), miedo a empezar con la insulina, pensamientos negativos, etc. son cuestiones que psicológicamente sí pueden influir en la excitación o apetencia sexual. Habladlo tranquilamente entre vosotros, y consultad a vuestro equipo médico para que os resuelvan todas las dudas y os puedan ofrecer las alternativas oportunas, que las hay y muchas.
Hola, encantado de saludarle. Primeramente tendría que plantearse a qué tipo de discriminación se refiere. A veces ponemos fuera, en los demás, temores internos nuestros, creencias e ideas equívocas a las que les damos veracidad. Hoy en día los tratamientos permiten una calidad de vida elevada, además de minimizar al máximo el riesgo de hipoglucemias. Le recomendaría que hablara con su equipo médico de referencia, el que le lleva la diabetes, les exponga sus problemas y lleguen a un acuerdo de objetivos de control, ajuste o cambio de tratamiento que sea satisfactorio para ambas partes. Una completa educación diabetológica, además, le ayudará a afrontar situaciones cotidianas para que su ritmo de vida difiera lo menos posible del resto de las personas. El temor a las hipoglucemias, sobre todo si ha tenido malas experiencias, es normal. Plantéelo a su equipo médico. Mucha suerte y ánimo.
Hola, en estos momentos no tengo esa información, pero te doy las siguientes alternativas: pregunta a tu equipo de referencia para la diabetes, puede que ellos conozcan a algún profesional de la psicología con el que trabajen. Otra opción: acude a la asociación de pacientes con diabetes más cercana que tengas (seguro que por tus maravillosas islas las hay) y comprueba si ellos conocen o te pueden orientar. Tercera opción: hablaré con la Fundación para la Diabetes para comprobar si tenemos algún dato de psicólogos que trabajen en diabetes por las islas. Respecto a lo que me comentas de que nunca la has aceptado, no intentes aceptarla, mejor adáptate a ella. Ve poco a poco poniéndote pequeños objetivos a conseguir, no intentes hacerlo todo bien-perfecto de golpe. En un papel en blanco, escribe cosas que se supone que te conviene hacer por el hecho de tener diabetes. Cosas concretas y fácilmente medibles. Después ordénalas de más importantes a menos. Empieza una a una por la lista, paso a paso, en el tiempo.
Es un placer hablar con Ud., Juan Carlos, y saludar a un amigo de Bolivia, que además tiene una amplia experiencia vital y de ayuda a los demás con la Asociación de Sta. Cruz de la Sierra. He de confesarle que no he entendido demasiado bien su pregunta, pero tengo la impresión de que en la misma está la respuesta. La base para cualquier persona con diabetes solo se consigue con una adecuada educación diabetológica, para lo que es vital un buen equipo médico y la colaboración de las asociaciones. Con la educación, la persona y la familia con diabetes aprenden, entre otras cosas, qué es la enfermedad, qué es lo que le está ocurriendo, por qué, cómo manejar la medicación, la alimentación y la actividad física para conseguir nivelar los niveles de azúcar, y cómo afrontar situaciones cotidianas para que estas afecten lo menos posible a la glucemia y nuestro día a día se parezca lo más posible al de otras personas sin diabetes, minimizando así la posibilidad del desarrollo de complicaciones a corto y largo plazo. Con una adecuada instrucción en diabetes y cuidados, la persona se sentirá segura, capaz de hacer cualquier cosa que se plantee, lo que influirá directamente en la autoestima (sobre todo en los más jóvenes) y su calidad de vida. Las asociaciones, además, ofrecen un apoyo emocional fundamental, otorgando a las familias y pacientes ese lugar donde aprender, conocer a otros iguales, sentirse comprendidos, compartir pensamientos, etc. El equilibrio mental es primordial para el día a día en una enfermedad crónica como la que estamos viviendo. Un saludo.
Hola. Ante una pregunta tan concreta siento no poder dar una respuesta contundente: DEPENDE. Tener diabetes puede influir en el estado de ánimo, ya que se trata de una enfermedad crónica, que requiere un esfuerzo importante por parte del afectado y la familia, que necesita una cierta vigilancia diaria y que puede conllevar con el tiempo posibles complicaciones si no es controlada adecuadamente. Sin embargo, esa influencia suele mitigarse con una correcta educación diabetológica. Cuanto más sepamos de nuestra enfermedad, mejor disposición tendremos para poder controlarla, menos situaciones problemáticas nos desbordarán y mejor estado de ánimo tendremos. Eso no quita para que cada cierto tiempo haya días en que nos sintamos algo más alicaídos, o tristes, pero eso le ocurre a todo el mundo, tenga o no tenga diabetes. Otra cuestión es el no querer compartir con los demás. Las relaciones sociales son fundamentales para conseguir un buen estado de ánimo, nos ayudan a pasarlo bien, liberar tensiones, expresar nuestros sentimientos y emociones. Dicho de otra forma, las relaciones con los demás nos recargan las pilas y nos ayudan a seguir adelante. Tener diabetes no es una razón de peso para no poder disfrutar de vida social y relaciones con otras personas. Si tenemos dificultades con ello, nuestro equipo médico seguro que nos podrá ayudar. La pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué no querer compartir con los demás, por la diabetes o por lo que yo creo de la diabetes?
Hola María. Son muchos los factores que pueden influir en la adherencia al tratamiento, es decir, en seguir las indicaciones médicas adecuadas para mantener la mejor glucemia el mayor tiempo posible. La principal respuesta que impide conseguirlo es la propia negación de la enfermedad, que puede ser una muestra de ansiedad y tristeza excesiva, así como de una baja motivación y autoestima. Pero no es tan simple, en la adherencia al tratamiento influyen distintos tipos de factores (no solo las respuestas psicológicas de los pacientes):
- Factores relacionados con las características de la enfermedad:
- Grave
- Sin síntomas claros
- Difícil de manejar
- Complicaciones a corto y largo plazo
- Complejidad del tratamiento
- Etc.
- Factores relacionados con el equipo médico:
- Mayor o menor conocimiento
- Implicación en los cuidados
- Inadecuados servicios
- Etc.
- Factores socioeconómicos:
- Nivel cultural
- Edad
- Acceso al sistema sanitario
- Etc.
- Factores relacionados con el paciente:
- Recursos
- Conocimientos
- Creencias
- Motivación
- Expectativas
Resumiendo, ¿qué variables psicológicas influyen en la adherencia al tratamiento?:
- Conocimiento de la enfermedad
- La autoestima
- Apoyo social y familiar
- Motivación
- Expectativas de eficacia
- Ansiedad
- Tristeza
¿Qué nos puede ayudar a potenciar al máximo la adherencia al tratamiento?:
- Adecuada educación diabetológica
- Acompañamiento por parte del equipo médico
- Ayuda, implicación de la familia
- Buen entorno social, que facilite y no dificulte las conductas de cuidado
- Reforzar la autoestima y las capacidades
- Incentivar esfuerzos, y no solo resultadosd
Hola, voy a responder a tus 2 preguntas numerándolas igualmente:
- El sentimiento de culpabilidad puede surgir cuando creemos que somos los responsables voluntarios del nivel de glucemia que tenemos. Es decir, en tu pregunta expones que controlas las raciones y la insulina, de manera que intentas hacerlo bien, pero que después el resultado no es el esperado. Por lo tanto, no es culpa tuya, lo estás trabajando, estupendo, solo que esto de la diabetes no siempre es una ciencia exacta como las matemáticas. En la glucemia influyen tantos aspectos que solo podemos intentar controlar lo que está en nuestra manos, y habrá ocasiones en que no acertemos. Date cuenta de lo siguiente, cada día tenemos que valorar alimentación, insulina (o el tratamiento que sea) y actividad física para conseguir una glucemia adecuada, lo que ocurre una media de 3-4 veces al día. De todos esos cálculos es normal que algunas veces, de tantas, no atinemos. La clave está en no desanimarse, y aprovechar esas ocasiones para seguir aprendiendo. Si consideramos que casi nunca nos acercamos a nuestro objetivo de glucemia, tendremos que hablar con nuestro equipo médico para reforzar la educación diabetológica. Lo que está claro es que si lo estamos intentando, la culpa no tiene lugar.
- Se tenga o no diabetes, todos tenemos de vez en cuando uno de esos días en que casi todo se ve oscuro y pensamos que no tenemos fuerzas para seguir. Algunas cosas que nos pueden servir para esos momentos:
- Saber que es normal, y no sentirnos culpables por ello
- Tener personas de confianza cerca, con las que poder hablar y expresar nuestras emociones y preocupaciones
- Relajar un poco, solo ese día, el nivel de los cuidados, para recargar pilas y continuar adelante con nuestros cuidados habituales
- Hacer algo de deporte o alguna actividad o hobbie que nos guste especialmente
- Algunas prácticas de yoga o relajación también pueden venir bien
- Si esos días o momentos se repiten frecuentemente, pedir orientación profesional
Mucha suerte y ánimos.
Hola Josefina, claro que le escucho, y la entiendo perfectamente. Como me dice, y por las cosas que me describe, seguro que la ayuda de un psicólogo le podría venir muy bien, y él/ella le entendería tan bien como yo. A veces la angustia es tan fuerte en nosotros que nos impide pensar con normalidad y tomar las mejores decisiones, así como valorar las situaciones de manera objetiva. No pasa nada si acudes al profesional y empiezas a llorar, de hecho, seguramente sea lo mejor para después comenzar con el trabajo. Te vendría bien manifestar tus inquietudes a alguien, a personas cercanas que te puedan entender y dar un abrazo, o una reprimenda, en un momento dado. Te propongo el siguiente plan de acción, pero tienes que hacerlo sin reflexionar demasiado en ello, hazlo y verás resultados:
- Pide cita para tu especialista en diabetes. Cuanto más tiempo dejes pasar, peor te vas a sentir. Explícales, cuando vuelvas, que has pasado por una mala racha emocional, y que ahora quieres empezar de nuevo, con su ayuda.
- No hay por qué pasar de hacer poco a hacerlo todo. Con la ayuda de tu equipo puedes ponerte pequeños objetivos a conseguir. No intentes hacerlo todo perfecto de golpe. En un papel en blanco, escribe cosas que se supone que te conviene hacer por el hecho de tener diabetes. Cosas concretas y fácilmente medibles. Después ordénalas de más importantes a menos. Empieza una a una por la lista, paso a paso, en el tiempo.
- Si vas esforzándote poco a poco, el sentimiento de culpa no aparecerá, porque lo estás intentando día a día, con tu trabajo.
- Siéntete feliz por tus esfuerzos, por tu trabajo y dedicación, no por los resultados. A veces para que los resultados sean buenos se necesita tiempo, y no siempre se consigue lo que queremos por mucho que lo intentemos. Es como si a un niño se le premia por estudiar, por hacer los deberes, por esforzarse, y no sólo por las notas que consiga en el examen final.
- Practica alguna actividad física o deporte que te guste. Si es con más gente, mejor que mejor.
- Si después de haber hecho todo lo anterior sigues con la misma angustia, acude al psicólogo. Te comprenderá y ayudará.
Recibe otro abrazo muy fuerte, Josefina.
Hola. Son muchos los temas que me planteas, así que veré como estructurar mis respuestas. Primeramente, entendamos la diabetes como una carrera de fondo, una especie de maratón que dura toda la vida. En todo ese proceso tendremos momentos mejores y peores, periodos buenos y periodos menos buenos. La clave está en no perder demasiado tiempo en pensar en el pasado, porque lo importante es el presente y el futuro. De nada sirve gastar energías en reprocharnos que antes no nos hemos cuidado suficiente, empleemos ese tiempo en mirar hacia delante. Que antes no hayamos hecho las cosas del todo bien no significa que no podamos intentarlo a partir de ahora. A partir de YA lo voy a intentar hacer mejor. Poco a poco, día a día, paso a paso en nuestra maratón. Para seguir este camino es fundamental tener una buena educación diabetológica, y la orientación de nuestro equipo médico cada vez que sea necesario. También es fundamental para nuestro equilibrio mental mantener unas buenas relaciones sociales. En este sentido tenemos que reflexionar sobre a qué personas diremos que tenemos diabetes y cuáles no es necesario que lo sepan. No tiene por qué saberlo todo el mundo, pero piensa que lo que opinen los demás de nuestra enfermedad y lo que significa va a depender mucho de la imagen que tú expongas. Explicar que tenemos diabetes no significa que tengamos que dar explicaciones constantemente. Y eso será solo al principio, cuando la enfermedad sea algo cotidiano, que forma parte de ti y del grupo, pasará a un 2º plano. Ocultar tu enfermedad te dificulta poder mantener los cuidados necesarios, te produce ansiedad y preocupación, te empuja a hacer cosas que no te convienen ¿cierto? Piensa qué es lo que ganas por no decirlo, y qué conseguirías al contarlo. Seguro que la balanza está clara, y nada será tan negativo como lo has imaginado. Explícalo con normalidad, seriedad, una leve sonrisa, y contestando brevemente a sus posibles dudas. Respecto a tu nivel de exigencia y abandono cuando algo no te sale bien, decirte que es como un péndulo. Intentas que salga perfecto, y cuando no lo consigues te vas al otro extremo (“como está mal, aunque lo intente…, total, esto no hay quien lo controle…”). No te vayas a los extremos. Intenta siempre estar lo mejor posible, pero ten en cuenta que no siempre acertamos, y no es el fin del mundo. Aprende de tus errores para que no vuelvan a ocurrir, y refuérzate por tus esfuerzos, no por los resultados. Mucho ánimo y adelante con tu nueva vida.
Hola, mamá de una niña con diabetes. Seguro que también tienes un nombre, pero por desgracia no lo conozco. Lo primero: es normal que los padres os sintáis culpables, pero tenéis que tener claro, muy claro que: NO TENÉIS CULPA DE NADA. Lo que me cuentas es cómo surgió, cuáles fueron las circunstancias en el debut de tu hija, pero no implica ninguna culpabilidad por vuestra parte. En cada caso los inicios pueden ser distintos, pero lo que siempre es común es que: NO ES CULPA VUESTRA. Como supongo que te habrá explicado tu pediatra, la diabetes tipo 1 de tu hija no aparece porque hayáis hecho o dejado de hacer algo. Es algo que, por desgracia, escapa a vuestro control. No busquéis culpables, porque no los hay, simplemente la diabetes ha llegado a vuestra familia. No sé si estás casada o tienes pareja, pero la unión familiar es importante. Pregunta a tu equipo médico todas las dudas que te pasen por la mente, sin miedo, y busca el apoyo de asociaciones de pacientes, donde podrás conocer a otros padres que han pasado por lo mismo que tú, y que te ayudarán a comprender que lo que pasa por tu mente en ocasiones, es completamente normal. Si consideras que tu tristeza es excesiva, y te impide tener momentos de felicidad, de ver el futuro con cierta esperanza, pide orientación profesional y la ayuda de un psicólogo. No es fácil, pero seguro que lo consigues, estoy convencido. Un abrazo afectuoso.
Hola. Me estás describiendo el comportamiento habitual de un joven de esa edad, que además tiene diabetes, y que lleva varios años con la enfermedad. Así que respondiendo de manera concreta a tu pregunta: seguramente es debido a las 2 cosas. La adolescencia es una etapa de la vida con unas características muy claras, y si a eso le añadimos el hecho de tener diabetes, la cosa se complica un poco. Es difícil orientar con unas pocas líneas, pero podría comentaros:
- Manteneros firmes junto a él, con una actitud comprensiva.
- Estar cerca para que cuando quiera hablar (aunque sea poco) estéis preparados y dispuestos, aunque sin agobiar.
- Trabajad con el equipo médico para aseguraros de que tiene los conocimientos suficientes para afrontar las actividades habituales de los jóvenes en los fines de semana: alimentación-insulina, y alcohol.
- Mucha paciencia.
- Llegad a acuerdos negociando con él, buscando un punto medio entre sus peticiones y las vuestras.
- No perdáis de vista que no estamos hablando de diabéticos adolescentes, sino de adolescentes con diabetes.
- Educadlo tal y como lo haríais si no tuviera diabetes.
- Y mucha paciencia.
Buenas. Me estás describiendo algo que puede ser totalmente normal en cualquier persona, tenga o no tenga diabetes. Todos, en distintos momentos, tenemos días mejores y peores (que normalmente achacamos al clima). No siempre nos levantamos con el mismo estado de ánimo. Quizás algo que te puede ayudar es, en el momento en que piensas de manera negativa o pesimista, preguntarte ¿es totalmente cierto lo que estoy pensando o está influido por mi estado de ánimo? Cuando estamos negativos todo lo valoramos de manera pesimista, así que hay que cambiar nuestro estado de ánimo lo antes posible. Cómo: haz alguna actividad (aunque no te apetezca) que sabes que en otros momentos te ha hecho feliz y te gusta. Repito: aunque no te apetezca. Haciendo cosas que nos gusta o nos hacen sentir bien modificamos nuestro estado de ánimo, y nos sentiremos mejor. También te puede ayudar practicar actividad física, estar con otras personas, o escuchar esa canción que tanto te gusta y que solías poner hace unos años antes de salir a ligar. Ánimos y un abrazo muy fuerte.
Hola. Con los pocos datos de que dispongo no me atrevo a sugerir una terapia en concreto, y mucho menos cuando un colega terapeuta está trabajando con Ud. Seguro que la opción elegida es la mejor para su caso, y que poco a poco se sentirá mejor. Imagino que ya lo habrá trabajado, pero es importante que su equipo médico conozca todas esas circunstancias, porque hoy en día disponemos de tratamientos muy eficaces y seguros que permiten un buen control de la glucemia con un bajo riesgo de bajadas. Además, por ahora, ante su situación, los objetivos de control deberían relajarse algo. Respecto a la aceptación de la enfermedad, mejor que aceptarla, yo creo que debemos adaptarnos a ella. Es decir, intenta hacer las cosas que te conviene para estar lo mejor posible, teniendo una vida lo más plena, y no te preocupes demasiado de si la aceptas o no. ¿Qué significará que estoy adaptado a la diabetes? Que sigo mis cuidados y llevo una vida lo más parecida posible a como sería sin ella. Solo trabaja y haz las cosas poco a poco, mejora día a día. Mucha suerte.
Hola, eres muy valiente exponiendo tus temores. Estas expresando uno de los problemas cada vez más comunes de las jóvenes con diabetes: miedo a engordar. Estoy convencido de que sabes que en estos momentos tu principal problema no es la diabetes, sino el inicio de anorexia, un trastorno de la alimentación muy importante. Se trata de un problema grave, y es clave que pongas remedio lo antes posible. La afirmación de que para la diabetes es mejor estar delgada, tiene muchas matizaciones. Es mejor estar delgada que obesa, lógico, pero eso no significa que cuanto más delgada mejor para la diabetes. En absoluto. Todos conocemos un intervalo de peso ideal en función de nuestra estatura y actividad física. Estoy convencido de que tú estás muy por debajo de tu peso ideal, por lo tanto ya no estás bien para tu diabetes (no por exceso, sino por defecto). Tienes que buscar un equilibrio entre insulina-comida-actividad física. Ponerte más insulina no significa engordar, no es tan simple. Y provocar vómitos tras una ingesta inapropiada no es la mejor solución, ya que las consecuencias para tu organismo son nefastas. Pide orientación a tu equipo médico, y apoyo psicológico, fundamental. Piensa lo siguiente: aunque tú pienses que estés bien, si todos tus amigos dicen que estás demasiado delgada, ¿quiénes tendrán razón? Además, mayor delgadez no es mayor belleza. Busca siempre el punto medio, el punto medio, y haz caso a tu familia y la gente que te quiere, ellos no querrán tu mal, ¿verdad? Da el paso y pide ayuda. Un beso.
Hola, las complicaciones potenciales de las hipoglucemias graves, particularmente las que cursan con coma o crisis convulsivas, han sido siempre motivo de preocupación. Durante una hipoglucemia se pueden alterar transitoriamente algunas funciones cognitivas: falta de concentración, incapacidad de atención, distracción, etc.. La posibilidad de presentar alguna alteración psicológica a largo plazo se ha estudiado en 2 de los estudios más importantes realizados nunca en diabetes: el DCCT y el DCCT/EDIT. En ambos se llevó a cabo una valoración neuropsicológica de los pacientes, tanto al inicio del ensayo como en los años 2, 5, 7, 10 y 18 de seguimiento. Conclusiones: un mayor número de hipoglucemias graves no se relacionó con alteraciones neuropsicológicas en adultos con diabetes (aunque sí con otros riesgos cardiovasculares). Sin embargo, esto no debe frenar nuestro esfuerzo en minimizar las posibilidades de tener bajadas de azúcar, y no podemos sacar la misma conclusión en el caso de los niños, ya que en edades tempranas, donde su cerebro aún no está totalmente formado, la frecuencia de hipoglucemias sí puede ser importante y puede conllevar consecuencias. Un saludo.
Hola, como bien sabemos la diabetes requiere de la implicación de la persona y la familia para el mejor control de la enfermedad. En el momento en que haya alguna circunstancia personal o familiar que nos impida llevar a cabo nuestras conductas de cuidado deberemos plantearnos si la ayuda de un/a psicógolo/a puede ser necesaria. No es fácil concretar las situaciones, pero puede servirnos el valorar si tenemos síntomas asociados como tristeza excesiva, ansiedad, inquietud excesiva, alteraciones del sueño, baja motivación, sensación de impotencia, angustia, pensamientos obsesivos, etc. Ya sabes, hay personas que van al médico en cuanto estornudan, y otras necesitan estar “casi muertos” para pedir ayuda. Con el psicólogo puede pasar igual, pero como profesionales atenderemos cualquier consulta y orientaremos o realizaremos terapia solo si es necesario. Espero haberte servido de ayuda.
Hola. Muchas veces los atracones son signo de ansiedad excesiva. No sé muy bien tu edad, pero el que lo hagas a escondidas puede ser porque te genera sentimiento de culpa, lo que potencia de nuevo tu ansiedad. Cuando vayas a darte o te hayas dado un atracón, escribe en un papel cómo te sentías antes de hacerlo, y cómo te sientes después. Puede que con el tiempo puedas identificar qué estados de ánimo o situaciones te empujan a cometer esos excesos, para que puedas prevenirlo. El leer posteriormente cómo te has sentido al finalizar el atracón, puede darte fuerzas para evitar esas situaciones, porque después te sentirás peor que como estabas antes de comer. Practica deporte o alguna actividad física que te guste, si es con más gente mejor que mejor. Habla con tu equipo médico para que te oriente en qué hacer si determinados momentos te apetece salirte un poco de la norma alimentaria. No te sientas culpable y entrena habilidades de relajación o yoga. La fuerza de voluntad se consigue modelar poco a poco, no de un día para otro, así que escribe en un papel cosas pequeñas que quieras cambiar y conseguir en tu vida, ordénalas de más fácil a más difícil y empieza por la primera, la más sencilla. Cuando lo hayas logrado (ponte un objetivo y un tiempo para ello) sigue por la siguiente. Y no pierdas de vista que un paso atrás no significa fracaso o abandono, sino una nueva oportunidad de seguir adelante.
Hola, tu preocupación es una de las más habituales de las personas con diabetes, aunque la parte negativa llega cuando se convierte en una obsesión, en un temor intenso y continuo que nos impide llevar un día a día normalizado. Con tus palabras muestras una sensación de angustia, preocupación y “peso” sobre tus hombros. Para cambiar los pensamientos, en principio, solo existen 2 fórmulas: uno, sustituirlos por otros más positivos y objetivos. En tu caso sería repetirte una y otra vez que estás haciendo todo lo posible para que ningún problema a largo plazo pueda aparecer. Y si no estás haciendo todo lo posible, siempre estarás a tiempo de empezar, sin olvidar que la perfección no existe. Lo importante es el esfuerzo diario. Segunda fórmula, hacer cosas que nos agraden y nos hagan sentir bien para “distraernos”. En este caso, te puede venir bien practicar deporte en equipos, hacer actividades al aire libre, ir a clases de baile, etc… Cuando te vengan los pensamientos negativos, pregúntate: ¿de qué me sirve pensar esto? Es mucho mejor emplear esas energías en buscar formas de cuidarse, de pasarlo bien, y ser felices. Si percibes que tu miedo o preocupación es tan excesiva que te impide llevar una vida diaria normalizada, consulta a un especialista. Mientras tanto, las orientaciones breves que te he dado, seguidas al pié de la letra, y el tener confidentes que te oigan y entiendan cuando lo necesites, te vendrá bien. Un saludo afectuoso.
Hola papás. Vuestra situación es común en muchas familias, aunque es cierto que con casi 18 meses de evolución hay puntos que podrían estar ya superados. El trabajo en equipo de la pareja es fundamental para la carrera de fondo en la que estáis inmersos. Os voy a dar algunas orientaciones que os pueden servir, siempre con miras al largo plazo, para estar lo mejor posible el mayor tiempo posible:
- Os tenéis que apoyar, siempre, el uno al otro. Pensad que sin el otro miembro de la pareja todo sería mucho más complicado, y será fundamental para que sobrellevéis todo de la mejor forma. Nada de reproches ni echarse las cosas en cara, sí comunicación y cambio de impresiones para aprender y mejorar día a día.
- Ambos tenéis que estar preparados y saber de la diabetes de vuestra hija. Cualquiera de los 2 tiene que saber tomar decisiones y hacer las cosas que se requieran para el cuidado de la niña. Normalmente un miembro de la pareja siempre tiene más peso en las decisiones, o lleva más cuidados, pero eso no es motivo para que la otra parte no esté al mismo nivel de conocimiento y capacidad.
- Reparto hablado de tareas. Nada de dar por hecho las cosas. Esto lo hago yo hoy, y esto lo haces tú mañana. Si es necesario se pondrá por escrito para que queda constancia.
- En la diabetes se aprende continuamente, de manera que también se pueden cometer errores. Cuando eso suceda, valorar qué ha pasado, para que no vuelva a ocurrir y aprender. Y nada de reproches, ni de “ya te lo dije”. Todos cometemos errores, y la perfección no existe.
- Hablad mucho, comunicaos para saber qué os preocupa, qué os cuesta más, qué temores os presionan, cuándo estáis mejor y cuándo peor, cuándo necesitáis mayor ayuda, etc… La comunicación es clave, y seguro que coincidís en más cosas de las que pensáis.
- Si en algunas de las decisiones sobre la niña, no estáis de acuerdo, consultad a alguien de vuestro equipo médico.
- Cuando las energías os fallen o estéis a punto de explotar, confiad en el otro para que asuma más cuidados y aprovechad para hacer algo que os guste mucho y os haga sentir bien. No es bueno que un miembro de la pareja asuma el control las 24 horas, es bueno el relevo, para descansar, recargar pilas y seguir adelante.
- Buscaros a una persona de confianza, de la familia o no, que pueda quedarse algún tiempo con la niña. No es necesario que sepa todo lo referente a la diabetes, solo 2-3 instrucciones claras, lo suficiente para que podáis estar solos, ir al cine, a cenar, etc.. Dos o tres horas de vida en pareja. Al principio, os costará, y será poco tiempo (media hora, una hora..) pero con el tiempo cogeréis confianza y es algo necesario para reforzar el matrimonio.
- No os olvidéis, que aunque sea lo más importante para vosotros, no solo sois cuidadores de una niña con diabetes, también sois adultos, pareja que se quiere, y por lo tanto con necesidades propias a satisfacer. Habrá que buscar las formas.
- Si encontráis más dificultades, consultad a un especialista.
Muchos ánimos.