Alberto Beltrán

Padre de Alberto: Todo empezó como un juego. Compramos una moto de paseo de segunda mano, para salir los domingos un rato con los amigos. A mí siempre me ha gustado la mecánica y empecé a restaurarla. Alberto se venía conmigo, siempre nos pareció bien que prefiriera estar ayudándome, jugando con las herramientas y ensuciándose las manos con grasa antes que estar con el móvil o cualquier videojuego, por lo que empezamos a restaurar motos. También veíamos las carreras en la televisión y en algún circuito, pero sin pensar en ningún momento en que Alberto empezara a correr.

Un día, de repente nos dijo que quería ser corredor de motos, nos dejó con la boca abierta. Para no decirle que no de manera tajante y que se apartara de esa afición y juego, decidimos comprar una moto pequeña, vieja, de marchas (que él nunca había llevado), que le resultara difícil conducir. De esta manera, queríamos que se le fuera de la cabeza la idea de correr en moto cuando viera lo complicado que podía resultar. Al día siguiente, le di alguna indicación sobre cómo funcionaba la moto y qué era lo que tenía que hacer, pensando que se iba a cansar pronto y que dejaría la idea a un lado. Pero, sorpresa, al poco rato ya iba él solo con una sonrisa de oreja a oreja, como si llevara subido en una moto toda la vida.

Y así hasta el día de hoy, que Alberto está compitiendo en campeonatos de nivel provincial y nacional.

Padre de Alberto: La verdad es que fue un golpe duro. No entendíamos el porqué, ya que no teníamos antecedentes familiares ninguno de los dos. De repente, estás en el hospital, con tu hijo, sin saber qué ha pasado y asimilando una gran cantidad de información sobre una enfermedad que no tiene cura (de momento) y que va a condicionar toda la vida de tu hijo.

El día que la endocrina nos explicó cómo iba a ser a partir de ese momento la vida de nuestro hijo y la nuestra, cómo funcionaba la diabetes y las pautas que debíamos seguir, Alberto la interrumpió y le preguntó si podría continuar haciendo lo que más deseaba: ser piloto de moto.

Nos dejó a todos con los ojos como platos y la doctora le explicó que, si él hacia todo lo que le iban a explicar sobre cómo se tenía que pinchar y las pautas que debía seguir, podría hacer lo que quisiera. Desde ese mismo instante, Alberto le pidió a la enfermera que le explicara cómo pincharse y empezó a hacerlo él solo.

Esto nos hizo ver que no hay nada que no pueda realizarse con esfuerzo y que teníamos que ayudar a nuestro hijo a cumplir su sueño. La diabetes es una compañera de viaje que no debe impedir realizar el día a día. Así que, nos pusimos las pilas: estudiamos bien las pautas que nos marcó la endocrina y seguimos ayudando a nuestro hijo a formarse para que pudiera correr en moto.

Padre de Alberto: Nuestro consejo es que no se dejen sobrepasar por la enfermedad, que abran bien los oídos y los ojos y sigan todas las pautas que les marque su endocrino. Al final, solo tienes que modificar ciertos hábitos y tratar a la enfermedad como una nueva compañera de viaje. Vida saludable, ejercicio, mucha paciencia y normalizar la situación.

Es súper importante escuchar a tu hijo y ayudarle a encontrar algo que le motive, que al final es lo que hacemos todos en esta vida.

Padre de Alberto: Creemos que la clave está en asimilar que tienes una nueva compañera, en normalizar la situación que te rodea y en la perseverancia de Alberto por conseguir su objetivo, ser piloto de motociclismo.

Alberto: Les diría que no se vengan abajo, que pueden continuar su vida igual, pero con una nueva compañera de viaje, y que todo es adaptarse.

Alberto: Para mí, el apoyo de mi familia es muy importante porque me ayudan mucho en todos los aspectos, tanto en hacer más llevadera la diabetes como para correr en moto.

Alberto: Les voy explicando cada elemento que yo utilizo, para qué sirve y cuándo hay que utilizarlo.