Lidia Nicuesa
Psicopedagoga responsable del proyecto de Perros de Alerta en la Fundación CANEM
Cuando pensamos en un perro, quien más y quien menos dibujamos en nuestra mente esa imagen del mejor amigo del hombre. Honesto. Fiel. Entregado. Un buen compañero de viaje inteligente y ágil de mente que hace mucho mejor la vida de niños y mayores. Pero es que, además de eso, el perro se ha convertido en un importante aliado para la vida de muchas personas con diabetes. Fundamentalmente, niños.
En 2013, comenzó a observarse que el comportamiento del perro cambiaba drásticamente si su amo, con diabetes, iba a sufrir una hipoglucemia severa. El can se volvía nervioso e inquieto y se utilizó esta vía de trabajo para poder entrenarle. El proceso de entrenamiento con ellos es ayudarles a identificar la hormona que se segrega antes de sufrir una hipoglucemia o una hiperglucemia, para después potenciar su reconocimiento entre el sinfín de olores que percibes.
En España, la Fundación CANEM ya ha aliviado la vida de 170 familias que tienen esta necesidad. Cada año asignan 20 perros y cada año las peticiones y demandas de estos “ángeles de cuatro patas” sigue creciendo. Lidia Nicuesa es psicopedagoga responsable del proyecto de Perros de Alerta en la Fundación CANEM y nos atiende a esta entrevista con su propia perra de alerta, Cini, quien incluso posa sonriente en su orla universitaria. Ella conoce bien en qué consiste el proceso y el beneficio que se obtiene ya que, con 17 años , fue la primera beneficiara de la labor que desarrolla dicha Fundación.
La Fundación CANEM inició esta andadura de la mano de su presidente Paco Martín, militar de carrera y adiestrador canino, que trabajó con perros en la detección de explosivos y quien conoce bien el comportamiento de los canes. Se trata de una organización altruista compuesta por voluntarios que hacen un seguimiento de por vida del proceso y se hacen cargo del coste total del mantenimiento del perro. Puedes colaborar con ellos o solicitar más información en www.perrosdealerta.com o www.canemfundacion.org Además, puedes apadrinar a uno de estos perritos de alerta médica que se entregarán en diciembre de este año, para ello clica aquí https://donorbox.org/apadrina-un-cachorro
Fundamentalmente, por su carácter, trabajamos únicamente con Jack Russell Terrier con los que empezamos a trabajar desde los dos meses de edad. Esto nos permite optimizar el resultado y obtener una mayor tasa de éxito, ya que se trata de perros enérgicos y con carácter, y muy equilibrado y sociable en familia. Además, su vitalidad le sirve para seguir cuidando de sus amos. Por otra parte, tiene un gran olfato y un tamaño perfecto para poder viajar. Y no tiene problemas médicos asociados a la raza , lo que le confiere una serie de características que le convierten en el perfecto aliado de la persona con diabetes.
Lo más importante cuando recibimos los perros es hacer una buena selección: atendiendo a su carácter, actitud y aptitudes nuestros adiestradores escogen al cachorro y empiezan a trabajar con ellos. Para ello, se identifica el olor que tienen que trabajar (isopreno en hipos y cuerpos cetónicos en hiper) y se les enseña a reconocerlos. Superada esta fase, el siguiente escalafón es entrenarles para que puedan dar un aviso de lo que están percibiendo: un ladrido claro y mirando fijamente al paciente. Y se le refuerza y premia en positivo para que lo consigan el 100% de las veces.
Pueden llegar a anticiparse hasta 15 o 20 minutos a los monitores y sensores de glucemia, si bien ha de completarse la alerta con lo que nos aporta la tecnología
Aquí es donde entramos en juego los psicopedagogos. Nos ocupamos de hacer una valoración de la familia solicitante para reconocer si se pueden beneficiar del perro y cómo puede ayudarles. Si la valoración es favorable, comenzamos a trabajar de forma conjunta entre adiestradores y psicopedagogos, para identificar al perro que mejor casa con el usuario. Una vez asignado el animal, desde Psicopedagogía, hacemos un seguimiento exhaustivo para que aprendan a convivir con él y aprendan a interpretarlo y que sea una ayuda en vez de un problema.
Solo en los últimos 4 meses hemos recibido casi 300. El 90% son para asistencia en diabetes y el 10% restante para asistencia en epilepsia. De todos ellos, un tercio son familias candidatas a recibir un perro (aquellas que tienen buena educación diabetológica y usan tecnología habitualmente). Pero solo tenemos 20 becas para otorgar cada año….
Ese puede que sea uno de los momentos más complicados. Hemos de priorizar a quién entregamos el perro y buscamos familias que son capaces de adaptarse muy bien a los cambios, que se recomponen fácilmente ante la adversidad y que tienen una actitud positiva ante la vida. Serán quienes más se beneficien de un perro de alerta médica. En el caso de no entrar en este reducido grupo, se puede optar a la adquisición de uno de estos animales por un precio total de 4.800€, impuestos incluidos.
El perfil estrella es el de un paciente entre 15 y 30 años, un momento en el que tiene suficiente autonomía y ha de tomar el control de su enfermedad. Para los adolescentes, el perro les da seguridad y, a medida que van creciendo, también entienden ese anillo de seguridad que represente. Máxime cuando llega el momento de tener sus propios hijos y piensan: Qué pasa si a mí me ocurre algo?
Hay muchas grandes historias, pero si pienso en alguna que me impresionara, fue la entrega de dos perros a dos mamás embarazadas. Durante la gestación, los perros estuvieron alerta, pero, sobre todo, proporcionaron ese cinturón de seguridad y cobertura, hasta que el padre volvía del trabajo. También tenemos la experiencia de chicos que, con 14 años, recibieron a su perro y hoy viven solos, de forma autónoma a cientos de kilómetros de sus padres gracias a la asistencia de su perro, ya que, además, al ser perros de asistencia, pueden acompañar a los usuarios a cualquier lado.