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Diabetes   Fundación para la Diabetes

Hablando con Carolina: "septiembre, comienza un nuevo curso"

Iñaki Lorente Por: Iñaki Lorente
Asesor en el área de Psicología. Psicólogo de la Asociación Navarra de Diabetes (ANADI)
Fecha:

Hace cuatro días, como quien dice, estábamos encantados con el horizonte que se abría ante nosotros: días y días de merecidas vacaciones con el mínimo de obligaciones posibles y con todas las promesas de disfrute sin estrenar.

Pero en un abrir y cerrar de ojos, te das cuenta de que es el último día de agosto, que oscurece cada vez más temprano y que en pocos días debes volver al instituto. Además de los materiales escolares y las rutinas del curso, te toca preparar todo lo relacionado con la diabetes.

Pensando en que pueda ayudarte en esa tarea, hemos conversado con Carolina para que nos ayude a dilucidar algunas cuestiones de interés. Y ella está encantada de participar en esta entrevista.

¿Cómo te preparas mentalmente para lo que se te viene encima?

Mentiría si dijera que lo hago con “alegría”. Cierto que están las ganas de ver a los amigos y las novedades del curso, pero la experiencia me dice que esas ganas se me pasarán en la primera semana.

Dicho eso, pienso que es como tener listos la agenda, los libros de texto, cuadernos y bolígrafos y, por supuesto un subrayador rosa: puedo patalear, protestar, quejarme lo que quiera, pero al final, hay que hacerlo.

¿En qué te fijas especialmente a la hora de preparar todo?

Tanto en los estudios como con la diabetes procuro anticiparme y tener controlado todo lo que creo que pueda pasar, de esa manera, sólo me pillarán por sorpresa los imprevistos. He descubierto que me resulta más cómodo adelantarme que esperar a que “me pille el toro”.

Así que, con la diabetes hago varias cosas:

  1. Compruebo que tengo todo el material que voy a necesitar para el infusor y el medidor en los próximos dos meses. Sé que cuando empiece el curso no voy a disponer de tanto tiempo como en verano para ir al centro de salud. Me da rabia pedírselo a mi madre porque lo va a hacer, pero seguro que acompañado de un “¡Mira que te avisé!”. Así que procuro evitarlo.
  2. Me concentro un poco más en la pauta de insulina que tengo porque va a cambiar. ¡Seguro! Es lógico. Voy a hacer distintas cosas, voy a tener distintos horarios y a comer de forma diferente. Así que estaré atenta a esos cambios. Cuando me pillan por sorpresa me rallan mucho. Si sé que van a pasar, la incomodidad es menor.
  3. Al igual que con el estuche de los bolis, preparo el de la diabetes. Ya sabes: azucarillos, glucómetro, un boli de insulina y un par agujas por si acaso falla el infusor.

Ni que decir tiene que compruebo la fecha de caducidad del glucagón.

¿Hay algo que te moleste de la vida en el instituto del hecho de tener diabetes?

Desde luego, lo que más, las hipoglucemias inoportunas. Esas que te obligan a meterte entre pecho y espalda un par de azucarillos en medio de la clase. A veces siento que mis treinta compañeros dejan de atender al profesor para clavar en mí sus ojos y no perderse detalle de lo que estoy haciendo.

También el comprobar la glucosa cuando hay gente delante me molesta bastante. Siempre hay alguien que te pregunta: ¿y eso para qué lo haces? (brrrrr).

Y otra cosa que me revienta son las alarmas cuando le pasa algo a la bomba. ¡Lo odio! Es como si un diablo esperara a hacerla sonar en el momento más inoportuno.

¿Sueles informar a tus profesores de lo que hay?

Suelo decírselo al tutor que me toque ese año. Siempre es uno distinto y, además, no tiene ni pajolera idea de diabetes.

Como es muy probable que ponga cara de tonto mientras le explico ya me he preparado el discurso para dárselo de corrido. Por supuesto acompañado de un informe médico donde, entre otras cosas, pone que puedo comer en clase. También le doy el glucagón para que lo ponga en el frigorífico de la sala de profesores.

El preparar qué decir, además tiene la ventaja de que se lo puedo soltar al profesor de cualquier asignatura que no se haya enterado de que tengo diabetes cuando me dice que me guarde el móvil y le digo que es una bomba de insulina. Si no lo hiciera así, seguro que me pondría mucho más borde con él.

¿Y a tus compañeros?

La verdad es que no.

También es cierto que no lo oculto y, a estas alturas con los que estoy habitualmente ya lo saben. Pero no tengo ganas de ir pregonándolo como si fuera una marciana o un mono de feria.

Si hay alguien nuevo o que no lo sabe y me ve haciendo cosas raras o se fija en el botón blanco pegado a mi brazo, normalmente le suele preguntar a otro: ¿Sabes para qué es eso que lleva Carolina?

Pero si me lo preguntan a mí, les digo: “Es que tengo diabetes”. Sólo si los veo realmente interesados en mí y no es curiosidad morbosa, les doy más explicaciones.

Ahora que eres veterana, ¿Qué recomendaciones les darías a los que empiezan 1º de la ESO?

Ufff. ¡Me pones en un compromiso! Lo primero que les diría es que no hicieran lo que hice yo: Dejar que mis padres siguieran cuidando de mi diabetes.

No, en serio. Les diría que tengan un poco de paciencia porque las cosas cambian. No va a ser como cuando estaban en Primaria. Pero que tampoco es tan difícil. Que poco a poco se van ajustado las cosas.

Recordando lo que me pasó a mí les sugiero que piensen en:

  1. Los horarios. En muchos institutos se entra antes y se sale más tarde. Eso afecta al desayuno y a la comida. También puede que tengan, como yo, dos recreos cortos y que tengan que pensar en organizarse para la media mañana de forma distinta a cuando estaban en Primaria.
  2. También les diría que piensen dónde van a guardar las cosas de la diabetes. Algunos tienen taquilla otros, como fue mi caso, lo tenía todo en la mochila colgada de mi silla. Además, hay que pensar que muchas clases se dan en sitios diferentes y que hay que llevar encima por lo menos dos azucarillos.

¿Querrías añadir algo más?

Nada. Sólo que me gustaría que otra vez fuese junio. Este verano ha sido fantástico y me da mucha pena que se acabe.

Quizás lo que más me sirve a mí es: controla lo que sepas que va a pasar así, cuando ocurra ya estarás preparada y no habrá que improvisar.

Bueno Carlolina. Estoy seguro de que tus recomendaciones no caerán en saco roto. Muchas gracias por compartirlas.

Si alguien te necesita, ¿cómo puede localizarte?

Puede escribirme a info@fundacionparalasalud.org y estaré encantada de compartir mis opiniones.

Pero que tengan claro que no dejan de ser opiniones personales, ¿vale?

Ah! y sígueme en las redes sociales con el #HablandoConCarolina