Nuevas tecnologías para el tratamiento de la diabetes
Asesor Médico de la Fundación para la Diabetes. Especialista en Endocrinología del Hospital Clínico de Madrid.
Todos los meses de febrero se celebra un congreso dedicado a la aplicación de las nuevas tecnologías al tratamiento de la diabetes y el de este año ha correspondido a Madrid, justo antes de que se suspendiera este tipo de eventos por la pandemia de coronavirus.
Aunque se hablaron de otros temas, indudablemente en este congreso se ha prestado una especial atención a la monitorización continua de la glucosa, tanto para pacientes tratados con pautas convencionales de insulina como para los tratados con bomba de infusión continua de insulina.
Podemos decir que hay buenas noticias y, en lo que respecta a España, en buen momento, ya que en la actualidad la monitorización continua está financiada desde hace 9 meses para todos los menores de 18 años con diabetes tipo 1 y también, desde el verano pasado, para adultos, aunque en los mayores de 18 años se está implementando lentamente y con ritmo muy desigual en las diferentes Comunidades Autónomas.
A grandes rasgos, podemos distinguir entre la monitorización continua del llamado tipo “flash” y la de tiempo real. La primera no incluye alarmas o, mejor dicho, no las incluía, porque es inminente la comercialización en España de la siguiente versión, que sí incorpora alarmas. En este tipo de monitorización el paciente tiene que acercar el lector al sensor para conocer el nivel de glucosa en el líquido intersticial (debajo de la piel, donde se implanta el sensor) mientras que en los sistemas en tiempo real aparece de manera continua en la pantalla del monitor. Tanto en un caso como en otro los datos se almacenan y se pueden descargar en aplicaciones a las que tienen acceso los profesionales sanitarios (el paciente tiene que dar su visto bueno, por protección de datos) o también se pueden enviar por correo electrónico. Los dispositivos incorporan flechas de tendencia, de manera que podemos saber si la glucosa se mantiene estable o si está aumentando o disminuyendo velozmente.
Los sensores tipo “flash” vienen calibrados de fábrica y no necesitan, en teoría, que el paciente se mida la glucosa en sangre capilar con el sistema “tradicional”, aunque sí que se recomienda que se haga al principio de la vida del sensor, ya que el hecho de no calibrarse implica que si de fábrica llega mal no se puede corregir. Parece lógico que se haga también alguna glucosa el resto de los días para mayor garantía. Los sensores de tiempo real sí que necesitan calibrar 2 ó 3 veces al día, aunque algunos de los últimos modelos de algunos laboratorios permiten no calibrar.
Hasta hace poco tiempo decíamos que la monitorización continua daba una impresión global de cómo era el control metabólico, pero cuando había que tomar una decisión terapéutica como poner un bolo de insulina antes de una comida o hacer una corrección de una glucemia elevada era preciso hacer una glucemia capilar. Sin embargo, las últimas generaciones de sensores han mejorado mucho su fiabilidad, de manera que a varios de ellos, incluidos los del tipo flash, las agencias reguladoras los consideran lo suficientemente fiables como para poder utilizar esa cifra de glucosa sin necesidad de confirmar mediante una glucemia capilar. Estos valores también pueden utilizarlos los calculadores de bolo, tanto los que emplean los pacientes en tratamiento convencional como los calculadores que llevan incorporados las bombas de insulina.
Hay otro sistema de monitorización continua que de momento está poco extendido pero que pensamos que va a aumentar su uso a corto plazo. Se trata de un sistema que requiere una pequeña intervención quirúrgica con anestesia local y en la que se implanta el sensor debajo de la piel y que dura 6 meses, durante los cuales envía información de manera continuada.
En cuanto a las bombas de insulina, continuamente contamos con modelos que mejoran los anteriores. Sin embargo, queremos destacar dos modelos que todavía no están comercializados pero cuyo lanzamiento es inminente, en los próximos meses (en ambos casos España está en la primera oleada de países en los que se va a comercializar. Estas dos bombas corresponden a los dos principales laboratorios fabricantes de insulina a nivel mundial).
Por un lado, contaremos con una bomba de un tamaño mucho menor que el de las actuales y del tipo “parche”, sin catéter, lo que es muy valorado por los pacientes cuando se hacen encuestas de calidad de vida. Su pequeño tamaño y el no necesitar catéter seguro que animará a muchos pacientes que mostraban poco entusiasmo por las bombas porque consideraban que resultaban engorrosas, aunque en la mayoría de los casos cambiaban de opinión cuando se las tenían que poner de manera forzosa (por ejemplo si una mujer embarazada tenía un control insuficiente y se le decía que, al menos mientras durase el embarazo, tenían que llevar la bomba). Estas bombas parche existen desde hace años, la novedad es que se han miniaturizado y ha aumentado su fiabilidad, ya que los modelos antiguos la tenían peor que las bombas convencionales pero los actuales tienen una fiabilidad similar. Lo que todavía no tienen estas bombas es la posibilidad de funcionar en respuesta a lo que indique la monitorización continua de la glucosa, aunque sí que existe la posibilidad de que un paciente con monitorización continua introduzca manualmente la glucosa para que el calculador de bolo de la bomba recomiende una dosis.
La otra gran novedad es la bomba acoplada a monitorización continua “inteligente”, es decir, capaz de modificar su ritmo de infusión en función del nivel de glucosa que le mande el sensor, tanto si sube como si baja. El paciente todavía tiene que decir los hidratos de carbono que va a consumir antes de las tomas de alimentos y ponerse el bolo según lo que le diga el calculador de bolo. En realidad, este tipo de bombas ya están comercializadas y en España las ponemos desde hace más de un año con magníficos resultados. Con estas bombas se han conseguido los mejores resultados de control en ensayos clínicos y en la práctica clínica cotidiana. Entre las novedades de la bomba que está a punto de comercializarse podemos destacar que no precisa calibración dos o tres veces al día, que es lo que requiere el actual, con mejoras también en los catéteres. Además, podrán verse los perfiles de glucosa desde el teléfono móvil aunque no enviar bolos desde el mismo por ciberseguridad, ya que existiría el riesgo de que otra persona “hackeara” el móvil.
En definitiva, pensamos que estos avances van a suponer un salto en la calidad de vida y una mejoría en el control metabólico de las personas con diabetes.