Celebrar la vida
Cuentan las crónicas que hubo un tiempo en que tener diabetes suponía estar condenado a una muerte inminente. No había nada que hacer. Nada con lo que se pudiera burlar al destino.
Aunque a día de hoy nos lo parezca, ni son leyendas ni ocurrió en tiempos de los egipcios o romanos. Ni siquiera pertenece al medievo.
De ese “antes y después” tan radical tan sólo han pasado 100 años. De hecho, impresiona pensar que todavía quede alguna persona que fue contemporánea de aquellos que pusieron la insulina a disposición de las personas con diabetes.
Es tiempo de hacer un brindis por los doctores Frederick G.Banting, John James Richard Macleod y Charles Best y por su dedicación.
En manos de cada uno está decidir qué hacer con este preciado regalo: la vida.
Personalmente, el mayor homenaje que puedo les hacer es seguir comprometido con mi autocuidado. ¿Quién sabe cuándo habrá otro “antes y después” y se cure?