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La innovación y la mejora de nuestras vidas llega siempre de la mano de pioneros. De innovadores. De personas que están convencidas de que pueden cambiar el mundo. De científicos, en este caso, que como Banting y Best no cesaron en su empeño de encontrar una solución que permitiera a las personas con diabetes vivir vidas mejores
Esteban Jódar, Patrono de la Fundación para la Diabetes nos habla del gran recorrido que se han realizado en estos 100 años desde el desubrimiento de la insulina
Bravo por la ciencia, el avance y el progreso. Sigamos enseñando y aprendiendo de las personas con diabetes, sobre todo de su fuerza, constancia, tenacidad y determinación, lo cual les convierte en todo un ejemplo de superación.
Si hay una enfermedad que más ha evolucionado e innovado como paradigma de la gestión de la cronicidad, ésa es la diabetes. Una innovación que para su efectiva implantación requiere de la implicación, compromiso y corresponsabilidad de los pacientes y familiares.
Sin duda el gran paso para la diabetes, fueron los primeros tratamientos con insulina, y ahora avanzamos hacia todo tipo de nuevas terapias; esperemos que adaptando el tango de Gardel podamos decir que 100 años no son nada comparado con lo que nos queda por delante de mejora en la diabetes.
El descubrimiento de la insulina, del cual se cumple ahora un siglo, es uno de los hitos revolucionarios de la historia de la medicina. Pese a que el número de vidas que ha salvado la insulina es incalculable, aún quedan muchos retos para el que todas las personas y organizaciones que conforman la comunidad de diabetes deben seguir trabajando de una forma coordinada.
Desde 1918, cuando el Dr. Elliot Joslin escribe el “Manual diabético - para el médico y el paciente”, reflejando el compromiso de Joslin con sus pacientes para aportárles el conocimiento que les permitiera automanejar su enfermedad, el desarrollo de la educación ha sido un reto largo y de evolución imparable.
La innovación y la mejora de nuestras vidas llega siempre de la mano de pioneros. De innovadores. De personas que están convencidas de que pueden cambiar el mundo. De científicos que, como Banting y Best, no cesaron en su empeño de encontrar una solución que permitiera a las personas con diabetes vivir vidas mejores. En aquella época, algo tan sencillo y tan vital como es vivir.
Cuentan las crónicas que hubo un tiempo en que tener diabetes suponía estar condenado a una muerte inminente. No había nada que hacer. Nada con lo que se pudiera burlar al destino.
No me hacen falta 100 años. Hace pocos años insulinizar en el medio rural o en una consulta de medio urbano por parte de él médico y la enfermera de Atención Primaria era impensable. Con la formación en Diabetes y las nuevas insulinas, más seguras, menos inestables, se fue intensificando el inicio de la insulinización en nuestro nivel asistencial.
